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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 900

Editorial El día 22 del mes de abril de 1616, fallecía el genio de las letras y soldado de la Infantería española Don Miguel de Cervantes y Saavedra en el conocido barrio de las Letras de Madrid, siendo enterrado al día siguiente en la iglesia del convento de San Ildefonso, de las Trinitarias Descalzas. Soldado, novelista, poeta, dramaturgo, Miguel de Cervantes es uno de los máximos exponentes del Siglo de Oro, entre el  xvi y xvii, y mundialmente conocido por su obra cumbre El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, una de las obras más editadas, conocidas y traducidas de la literatura mundial. Además de genio de las letras, Cervantes fue soldado en su juventud. Es bien conocido su servicio en el Tercio de Moncada, donde luchó en «la más alta ocasión que vieron los tiempos», según sus palabras, en la batalla de Lepanto en octubre de 1571 y tras recuperarse de sus heridas, sirvió en el Tercio de Granada o de Lope de Figueroa. Recientemente ha sido documentada y publicada su pertenencia al Tercio Viejo de Sicilia, entre los años 1583-84. Felizmente para España y su Ejército, dos de las tres unidades en las que sirvió permanecen activas: el Regimiento «Córdoba» n.º 10, de la BRIMZ X, heredero del Tercio de Lope de Figueroa y el Regimiento «Tercio Viejo de Sicilia» n.º 67, de la BRIMZ XI, heredero del Tercio de Sicilia. Además, el Regimiento «Nápoles» nº4 de la BRIPAC VI, conserva los antecedentes del Tercio Viejo de Nápoles, unidad de especial relación con Alcalá de Henares, cuna de Cervantes. Dichas unidades realizarán a lo largo del año una serie de actos militares y culturales conmemorativos. Su experiencia militar está presente en la mayor parte de sus obras. Su condición de soldado queda, además, explícita por el Vicariato General de la Villa de Madrid, Gutierre de Cetina, que en el texto de aprobación de la obra, relata su respuesta a unos caballeros franceses admiradores de Cervantes de la siguiente forma: «Preguntáronme muy por menor su edad, su profesión, calidad y cantidad. Hálleme obligado a decir que era viejo, soldado, hidalgo y pobre». Por otro lado, este año se recuerda el centenario de las principales batallas de la Primera Guerra Mundial, donde se batieron por la primacía en Europa tres países liderados por Nicolás II de Rusia, Jorge V de Inglaterra y Guillermo II de Alemania. En el norte de Francia, en los verdes campos del Somme, aún son visibles las trincheras donde perdieron la vida, hace ahora 100 años, más de un millón de soldados de ambos ejércitos. En Verdún, más al sur, tropas alemanas y francesas se batieron durante 11 meses en 1916 en la batalla más larga de la guerra, donde se popularizó el famoso no pasarán del comandante francés Robert Nivelle. Stefan Zweig, escritor nacido en Viena en 1881, plasmaba en su libro El mundo de ayer lo siguiente: «Europa en 1914 era un mundo espléndido, como nunca lo había sido y prometía serlo todavía más; los europeos miraban el mundo sin inquietudes, con esperanza. Sin embargo, ese entusiasmo fue poco a poco convirtiéndose en una orgía de sentimientos de lo más estúpida y perniciosa, debido seguramente a una eficaz propaganda dirigida por los Gobiernos, y que nunca antes se había utilizado en tiempo de paz para manipular a la población». Por otro lado, ni la interdependencia económica, que para algunos líderes hacía imposible una guerra en Europa, ni el optimismo de los europeos sobre su futuro pudieron evitar el desastre. Les invito a leer el magnífico documento que ha realizado la Asociación Española de Escritores Militares sobre la evolución de las Armas y Cuerpos durante la Gran Guerra con ocasión del centenario del desarrollo de las principales batallas de la Primera Guerra Mundial, el Somme y Verdún. Luis Feliu Bernárdez. General de brigada. Director de la Revista Ejército


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