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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 900

Vista en planta de la reducción 32 donde se encontraba Cervantes Por lo tanto, seguían siendo responsabilidad de la Orden, aunque se trasladase de emplazamiento la congregación. Pero, ¿se habían trasladado en realidad los cuerpos de un convento a otro? Faltaba alguna prueba documental del hecho, una prueba científica de ese traslado, que sugería la lápida en la fachada y la lógica. Pues existe. Estando en marcha las obras del nuevo convento, los restos fueron trasladados a la nueva cripta, como certifica el descubrimiento, en el archivo del convento actual, de un libro de cuentas de 1697, con una anotación, con fecha del 8 de octubre de ese año. En ella se registran los pagos al sepulturero Miguel Hortigosa por haber trasladado los restos de los difuntos enterrados de la vieja iglesia a la nueva. Fue acordada y anotada la cantidad de 13.600 maravedís, que incluía trabajos de terraplenado: Mas se le hazen buenos y reziuen en data quatroçientos reales, que valen treze mil y seiscientos maravedís por los mismos que pagó a don Miguel de Hortigosa de el gasto que tubo de mudar los cuerpos de los difuntos de la yglesia vieja a la nueua de dicho comuento y terraplenar la bóbeda, como consta de reciuo dado por el susodicho, su fecha de ocho de octubre de seisçientos y nouenta y siete, que presentó con estas quentas. 66  REVISTA EJÉRCITO • N. 900 ABRIL • 2016 No hay detalle de los nombres de quienes fueron exhumados, aunque no es necesario. La partida indica que fueron trasladados «los cuerpos de los difuntos de la iglesia vieja a la nueva», esto es, los restos mortales de quienes se enterraron en la primitiva iglesia entre 1613 y 1630, 18 o 17 difuntos. Una vez determinada la certeza histórica se inició la prospección, analizándose la cripta en profundidad. En primer lugar se estudiaron los nichos situados en la pared. Algunos de ellos contenían restos del siglo XVIII. En uno de los nichos apareció una tabla con las letras «MC» conformadas con tachuelas; inmediatamente saltó la alarma, pensando que se había encontrado el cuerpo de Miguel de Cervantes, extremo descartado rápidamente al analizar los restos óseos y determinarse que los restos textiles eran posteriores. Se escaneó la superficie de la cripta mediante georradar. Este medio, que ha contribuido a resolver no pocos casos encargados por la judicatura, emite un frente de ondas que, en base a la densidad del material contra el que impacta, encuentra mayor o menor resistencia, variando su velocidad de avance. A cada tramo de velocidad, se le asocia un color. Este hecho, se traduce en una imagen de la composición del subsuelo. Por ejemplo, una cavidad se localizará muy nítidamente, ya que la densidad del aire es muy inferior a la de los materiales de relleno. A continuación, se procedió a la prospección física del suelo de la cripta, puesto que el estudio con georradar denunciaba continúas diferencias de densidad en el subsuelo, lo que indicaba sucesivos niveles de enterramientos, en un punto a mayor profundidad que el resto de capas. El pavimento, en su totalidad, servía de tapa. Fue muy llamativa la cantidad de cuerpos de niños que aparecieron bajo el suelo. Tiene


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