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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 900

DOCUMENTO Importancia de los Ingenieros en la Primera Guerra Mundial REVISTA EJÉRCITO • N. 900 ABRIL • 2016  97  Jesús Argumosa Pila. General de división. DEM. (R) La Primera Guerra Mundial tuvo lugar en cuatro grandes fases. La primera (1914) se caracterizó por una guerra de movimiento y se llevó a cabo el Plan Schlieffen; la segunda (1915-1916) fue la guerra de posiciones, las nuevas armas impidieron el avance y aparecieron las trincheras; en la tercera (1917) se realizaron varias ofensivas principalmente aliadas; y en la cuarta (1918) se consagró la ruptura de posiciones y se retornó a la guerra de movimiento. Antes del comienzo de la guerra, tanto en Francia como en Alemania primaba la ofensiva en la ejecución de operaciones. Mientras que en la doctrina alemana prevalecían el espíritu ofensivo y la iniciativa, en la francesa solo se admitía la defensiva en caso de ser necesario economizar tropas sobre ciertos puntos para sumar más fuerzas a los ataques. En cualquier caso, la guerra de las trincheras no había sido prevista por ninguno de los dos lados, ni por los alemanes ni por los franceses. El paso a la guerra de posiciones no fue producto de una libre decisión de los jefes de Estado Mayor de ambos bandos, sino de la dura presión de la realidad. Desde finales de 1914 hasta que acabó la guerra, en 1918, el frente occidental se extendía, sin muchas variaciones, desde Nieuport, donde el río Yser desemboca en el mar del Norte, hasta Belfort, en la frontera suiza. La historia nos recuerda que las guerras siempre han estado llenas de sorpresas y de circunstancias imprevisibles. Desde el orden oblicuo de Epaminondas hasta la aparición del misil, pasando por la forma de combatir de los tercios españoles o por la utilización de la pólvora, el arte de la guerra ha permanecido en evolución permanente, unas veces debido a la tecnología y otras a consecuencia de nuevos métodos o procedimientos. En tiempos de la Primera Guerra Mundial, la fortificación del campo de batalla se dividía en fortificación de campaña ligera, ejecutada mayormente por las tropas de infantería, y fortificación de campaña reforzada, que correspondía a las tropas de ingenieros. Ambas podían ser empleadas tanto en la ofensiva como en la defensiva y tenían como principales misiones facilitar la progresión de las tropas, aumentar la capacidad de resistencia frente al combate de una unidad que momentáneamente se hubiera visto obligada a detenerse o permitir a una tropa desplegada en defensiva aprovechar el terreno al máximo posible. La fortificación, así entendida, debía ser un arma suplementaria a disposición de todas las tropas, tanto las que atacan, en la protección de sus retiradas, como las que defienden, en el refuerzo contra el ataque del enemigo, aunque siempre dirigida por ingenieros. La fortificación


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