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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 899

Cuadro de un ataque a las posiciones españolas REVISTA EJÉRCITO • N. 899 MARZO • 2016  111  SECCIONES FIJAS Ocupada la Mantonia, allí descubrieron multitud de bohíos8 que habían estado utilizando los rebeldes como campamento. Sin embargo, los insurgentes no se encontraban lejos, puesto que nada más entrar la vanguardia en la localidad abrieron un nutrido fuego de fusilería que fue acallado por las dos compañías de vanguardia, obligando al enemigo a retirarse en desbandada. El primero de julio la columna puso rumbo hacia Arroyo Blanco, atravesando la loma Aguacate, donde tuvo lugar el combate más rudo de los entablados durante toda la marcha. Tal y como temían los mandos españoles, los insurgentes cubanos esperaban el momento adecuado para lanzar una gran fuerza contra los españoles y así tratar de detener la columna e impedir que pudiese reforzar la guarnición que defendía Santiago de Cuba. En el combate participaron las dos terceras partes de la columna, sin que el fuego proveniente de las alturas fuera suficiente para hacer retroceder a nuestras tropas. Para hacernos una idea de la dureza de la batalla, nada mejor que remitirse al propio diario de operaciones de la columna: «Avanzando serenos (las tropas españolas) y con heroico arrojo, protegidos por los repetidos y acertados disparos de la artillería, y guiados muy hábilmente por sus Jefes, al grito de ¡Viva España! y a la bayoneta, tomaron simultáneamente aquellas alturas de tan difícil y peligrosa subida, haciendo retirar tan precipitadamente al enemigo, que no pudo recoger la mayor parte de sus bajas». La sobresaliente organización de los rebeldes hizo pensar al coronel Escario que quizá nuestras tropas se estuviesen enfrentando a otra columna española. Sin embargo, al no responder los insurgentes a los toques de corneta, dicha posibilidad quedó totalmente relegada, y se reanudaron los combates hasta que el enemigo se vio obligado a retirarse, alcanzando la columna Arroyo Blanco la noche del 1 de julio. Los mandos españoles reconocieron que aquel día los insurrectos cubanos defendieron sus posiciones con honor y tenacidad, lo que hizo del enfrentamiento el más duro de los sostenidos por la columna durante su marcha. El 3 de julio por la mañana, la columna emprendió su último tramo del viaje hacia Santiago de Cuba, donde entró el coronel Escario con una sección de caballería a las tres de la tarde del 3 de julio de 1898. La vanguardia entró en la plaza sobre las cuatro y media de la tarde, el grueso de la columna con la impedimenta hizo su entrada en la ciudad en torno a las nueve y media de la noche, para que finalmente y en torno a las 10 de la noche llegase a la ciudad sitiada la extrema retaguardia de la columna. Qué mejores palabras para relatar el sacrificio efectuado por los componentes de la columna que las que escribió el propio coronel Escario en el diario de operaciones y que dicen así: «Aquellos dignos Jefes, Oficiales y sufridos soldados; aquel puñado de valientes, que venciendo siempre al tenaz enemigo que pretendía detenerle, sobreponiéndose a las inclemencias del tiempo, y haciéndose superiores a las enfermedades y fatigas, acaban de realizar, para llegar al puesto de honor, un supremo esfuerzo, atravesando siempre victoriosos los Alpes de Cuba. Por eso no es extraño y muy natural, que a la vista de la población, con el sombrero en


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