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LA LEGION 535

ColabLoirbarcoios Actividades n<e<<< s<< este lugar se situarían los puntos principales de control, descanso, alimentación, sanitario y de recuperación. Habría algunos más a lo largo del itinerario, pero el del collado era el importante para la comida o cena, dependiendo de la velocidad de los atletas. Todo el itinerario transcurriría por caminos y pistas, excepto la llegada en Marbella, que sería en una urbanización cercana. Se alcanzaba una altura de entre 1.200 y 1.300 metros. La salida en Ronda, a unos 700 metros de altitud ascendía y atravesaba la sierra llegando a la ciudad del Patronazgo de San Bernabé, al nivel del mar. Los ayuntamientos, regidos entonces por D. Juan Fraile Cantón y D. Gregorio Jesús Gil y Gil, respectivamente, también prestaron apoyos. Se contó con la colaboración desinteresada de D. Jesús Rosado Caballero, exciclista profesional del equipo Kelme, quien organizó un pelotón ciclista de apoyo a la carrera. Además colaboró y prestó su servicio en la prueba, como recuperadores de los marchadores, la Asociación de fi sioterapeutas de Málaga y Ronda. En primavera comenzamos a buscar itinerarios, reconociendo caminos, pistas, zonas de paso obligado y puntos de control, se recorrieron y midieron numerosos tramos, la Sección de transmisiones se encargó de proporcionar el enlace radio durante todo el itinerario. Todos estos preparativos se realizaron hasta el otoño de 1995, pues se decidió realizar la prueba con motivo de la celebración de la Inmaculada Concepción a primeros de diciembre. Ese verano ascendí a capitán y quedé en comisión de servicio en la Bandera realizando el mismo trabajo para la preparación de la prueba, aunque el capitán Pajares ya no me empleaba con la misma “intensidad”. El día de la prueba recibí el cometido de supervisar la parte del itinerario hasta el collado. Pocos días después me despedí de la unidad y me incorporé al nuevo destino, en el Grupo Logístico de la BRILEG. Siempre he considerado que realicé tres carreras, las de los años 1997 y 1998 -cuando ya mandaba la Compañía de Mantenimiento del GLLEG- y la primera, en la que no participé pero que considero que las múltiples marchas y recorridos realizados en su preparación, bien merecen una “convalidación”. Algún “Donsipero” dirá que “sí”, que está muy bien, “pero” que hay que correrla para apuntarla. Y llevan razón, era una chanza. La lluvia difi cultó el tránsito de los vehículos de apoyo y aumentó el sacrifi cio de los cuatrocientos participantes, la mayoría militares y rondeños. En esa primera edición hubo sólo corredores y marchadores. En aquella edición participaron unidades militares. Estoy seguro de la participación de la 2ª Compañía de Operaciones Especiales de la BOEL con su Capitán D. Marcos Llago Navarro al frente; con mochila y armamento; con su banderín amarillo y también el teniente D. Juan Manuel Salom Herrera. Fue esta una sencilla puesta en práctica de algunos de nuestros Espíritus del Credo Legionario. En las que participé fui al mando de un numeroso grupo de mi Compañía, más de cuarenta participantes, lo que suponía un 45% de la unidad. Aunque no participamos como fuerza, fue un reto importante, en aquellos momentos de reciente creación de la BRILEG. En el 97 paré el reloj en 61.440 segundos, mientras que en el 98, con algo más de peso, empleé un poquito menos de 20 horas. Más tarde, estando al Mando del GLLEG, el teniente coronel Bayo consiguió llevar a la prueba de 2005, a 167 legionarios. El Capitán Pajares, verdadero artífi ce de esta historia legionaria, fue el organizador y director de diez ediciones hasta que se fue a la reserva. Tal vez no seamos conscientes de la verdadera transcendencia de su primitiva idea. En su haber quedará: el éxito duradero de una prueba reconocida internacionalmente con muchos miles de participantes en sus diferentes especialidades; el acercamiento de La Legión a los españoles y a muchos extranjeros es un hecho incuestionable. Nosotros cumplimos diariamente, o lo pretendemos, con los preceptos de nuestro Credo, con sus Espíritus, porque son nuestra norma de conducta. Están henchidos de valores como obediencia inquebrantable, ayuda al compañero, abnegación, defensa de lo que es propio, identidad de grupo, entrega desinteresada, compartición de difi cultades, etcétera. Los llevamos a tal extremo que incluso damos la vida por ellos. Esa multitud contada ya en miles de personas, sin pretenderlo, y muchos de ellos sin saberlo al empezar, cuando terminan, seguro que han cumplido con varios de nuestros Espíritus y sus valores: el de Marcha, el de Compañerismo, el de Sufrimiento y Dureza… Este es el más grande legado que nos dejó el teniente coronel Pajares. ¡Larga vida a los 101 kilómetros de La Legión en Ronda! 535 · II-2016 45 La Legión


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