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LA LEGION 534

Actividades << angostura de las sendas se mezclaba con las frondosas arboledas que dificultaban el lento avance hacía el siguiente hito: Sierra del Endrinal, pasando junto a dos de sus picos más destacados, el Simancón y el Reloj (1.535 metros de altura). El desnivel acumulado ya era superior a los 1.000 metros. El descenso fue dificultoso. Al volumen de la mochila se le unía un terreno pedregoso y la cada vez más escasa luz. Pero de sobra es conocido que toda dificultad es poca para un legionario. Con la noche ya prácticamente encima, se proseguía el movimiento y la hilera de luces de frontales, entonces formada, ponía rumbo a la que sería la zona de vivaqueo para ese día, el área de descanso de Las Covezuelas, en Villaluenga del Rosario (Cádiz). Se ponía así fin a la primera jornada y casi a medianoche, se hacía el silencio en el improvisado campamento. A las 8:30 horas de la mañana siguiente, martes, tras un potente desayuno, la unidad retomaba el movimiento por la carretera A-374 hacia Villaluenga del Rosario. Sin llegar a entrar en la población, se tomaba una vereda con dirección sureste en cuyo horizonte se levantaba imponente, la Sierra de Líbar. Tras alcanzar sus estribaciones a las 10:30, un tortuoso camino flanqueado por irregulares afloramientos rocosos, se convertía en la vía de ascenso hacia Peñón Bermejo, en el epicentro de la Sierra y lugar de paso obligado en el camino hacia los Llanos de Líbar. Con el sol en su punto más alto en el cielo, se finalizaba el descenso, y una inmensa llanura se abría ante los ojos… Montejaque estaba esperando. La marcha por la Vereda de la Fuente se antojaba a priori bastante monótona habida cuenta de la magnificencia de los paisajes que habían quedado atrás. No fue así, las carencias en un sentido, eran suplidas con creces con el ánimo de los legionarios. Una vez se alcanzó el pueblo, la comida estaba esperando. A las 16 horas se ponía de nuevo en marcha la unidad con intención de cubrir el último tramo. La primera dificultad fue la subida, corta pero intensa, a la Ermita de Montejaque. A más de uno esta imagen le llevó a recordar aquellas participaciones en los 101 kilómetros, siendo inmortalizada con una bonita foto del escuadrón. Se iniciaba un nuevo descenso, largo y resbaladizo, hacia Huertas Nuevas. El acuartelamiento Montejaque estaba cada vez más cerca, alcanzándolo a las 19:20 sin novedad. Una vez más, se había cumplido con el objetivo marcado, casi 70 kilómetros de marcha con un importante desnivel acumulado. Merece destacarse la importante labor de campo realizada previamente, obteniendo información de primera mano de habitantes de la zona donde se desarrolló el ejercicio. A todos ellos, vaya desde aquí nuestro más sincero agradecimiento. Llegados a este punto, y a modo de conclusión, se hace necesaria una breve reflexión. El cumplimiento de la misión no entiende ni de climas ni de terrenos. Será la adaptación de la maniobra, y por ende la instrucción de todos y cada uno de sus ejecutores la que permita solventar con más o menos suerte todas las dificultades que la naturaleza ponga en el camino en esa carrera hacia el objetivo final, que no es otro que lograr siempre el éxito de la misma. 48 horas después, con los pies aún doloridos, dieciocho de estos jinetes legionarios participaron en la prueba “Comandante Volta” organizado por el 4º Tercio “Alejandro Farnesio” como parte de los actos conmemorativos en honor a la Patrona de Infantería. Cumpliendo con el Espíritu de Sufrimiento y Dureza. … y el alma de los Jinetes es inmortal. 534 · I-2016 15 La Legión


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