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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 331

Durante el último curso escolar, 30 militares desplegados en Líbano dieron clase de español a 326 alumnos en centros de diez municipios diferentes. Los militares españoles desplegados en el exterior difunden el idioma y la cultura española y, con ello, estrechan su relación con la población civil A Nirvine, Katia y Natalie el Programa Cervantes les cambió la vida. Cuando a finales de 2006 se enteraron de que un grupo de militares recién llegados a Líbano desde España iban a poner en marcha unas clases para enseñar español, no lo dudaron. Era su oportunidad de completar sus estudios con el aprendizaje del segundo idioma más extendido en el mundo. Las tres se apuntaron sin sospechar que esta decisión les abriría las puertas de su futuro laboral. Hoy, Nirvine, Katia y Natalie son traductoras del contingente español desplegado en la base Miguel de Cervantes, en la localidad de Marjayoun, sede de la Brigada Multinacional Sureste de la Fuerza de las Naciones Unidas en el Líbano (FINUL) que trabaja para mantener la paz en la llamada Blue Line, fronteriza con Israel. Ha pasado una década después de la llegada del primer contingente español a la zona y, desde entonces, el programa se ha llevado a cabo de manera ininterrumpida en el país de los Cedros. Además de enseñar nuestra lengua y nuestra cultura, con esta iniciativa se busca alcanzar una mayor integración con la población local y dar a conocer a los libaneses cual es la misión de las tropas españolas en su país. «Que no nos vean como elementos hostiles, sino como alguien cercano que se preocupa por ellos; que sepan dónde está España y cómo somos los españoles», señala el teniente coronel Luis Fernando Pérez Amo, oficial de información pública y uno de los profesores del programa. La treintena de militares que imparte las clases cuenta con el apoyo del Instituto Cervantes de Madrid y Beirut que les proporciona cursos de técnicas pedagógicas previos a su labor docente. «Nosotros, aunque tenemos un buen conocimiento de la Lengua, no somos profesores profesionales », puntualiza. Además, los profesores del Instituto Cervantes de Beirut mantienen contacto diario por correo electrónico o por teléfono con los docentes militares para solucionar sus dudas y problemas, y se desplazan al sur del país para supervisar el examen con el que los alumnos obtienen el Diploma de Español como Lengua Extranjera (DELE). Los militares sacan el tiempo que necesitan para preparar e impartir las clases de los pocos momentos que su misión operativa les deja libres. Y se implican a conciencia. En total se invierten unas dos horas en la organización de cada clase. «Es una dedicación que se compensa cuando ves las caras de tus alumnos, cuando son capaces de mantener conversaciones », comenta el teniente coronel. El éxito del programa es tal que los contingentes españoles no pueden atender todas las peticiones que les llegan desde los colegios y ayuntamientos. «No disponemos de tantos profesores y eso que nos ayudan los antiguos alumnos», añade. El primer centro donde se impartieron clases de español en Líbano fue el Sacre Coeur, en Marjayoun, y desde allí se extendieron por Kleeya, Dermine, Wazani, Bourj el Mouluk… Los niveles de aprendizaje se dividen en cuatro, desde el inicial hasta el avanzado donde los alumnos se preparan para el examen que les permite obtener el certificado acreditativo del Instituto Cervantes. En el último curso que finalizó el pasado mes de junio, el programa se desarrolló en diez municipios. En ellos, 30 profesores dieron clase a 326 alumnos cuyo perfil variaba mucho ya que había desde niños en edad escolar a partir de diez años hasta adultos que querían perfeccionar el idioma. «Algunos estudian por cuestiones profesionales. El sistema educativo libanés da mucha importancia a los idiomas y la mayoría, además de árabe, aprende inglés o francés y una EMAD Septiembre 2016 Revista Española de Defensa 19


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