El país africano puede ya continuar su camino sin la presencia de tropas extranjeras Julio/Agosto 2016 Revista Española de Defensa 37 UNOCI con la detención por fuerzas francesas del ex presidente Laurent Gbagbo y el reconocimiento efectivo de la victoria del actual presidente, Alassane Ouattara, en abril de 2011. Una vez estabilizado el país y reducida la presencia de diferentes grupos armados por un relativamente exitoso proceso de desarme llevado a cabo por el proceso de DDR, la Fuerza de UNOCI ha comenzado un lento proceso de reducción, en el que se fue compensando la disminución de efectivos con un planteamiento más móvil y flexible de su presencia en el país. Así, entre 2014 y 2016 se cerraron bases, al tiempo que se cambiaba el concepto de las operaciones, que fue evolucionando desde ofrecer zonas seguras a las poblaciones indefensas hasta una idea de maniobra enfocada en la presencia móvil disuasoria por las ciudades, carreteras y aldeas de Costa de Marfil. Sólo en los dos últimos años, muchos vehículos ligeros y blindados de los diferentes batallones han duplicado o incluso triplicado el número de kilómetros que habían realizado en los diez años anteriores, equilibrando la progresiva disminución de efectivos con una acción mucho más dinámica en todas las regiones. Eso permitió encarar las elecciones de octubre de 2015 con la seguridad de que la Fuerza de la UNOCI estaba en disposición de proyectar a cualquier punto del país una presencia disuasoria capaz de evitar violencias motivadas por posibles enfrentamientos entre partidarios de los diferentes candidatos electorales. Al final, las elecciones se llevaron a cabo de forma pacífica y el presidente Alassane Ouattara recibió el apoyo de la mayoría de la población para un nuevo mandato. El éxito del proceso electoral permitió al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas acelerar el mandato de reducción de tropas. INTERÉS GEOESTRATÉGICO La presencia de la UNOCI ha sido clave en el proceso de estabilización del país. No sin controversia, pues a menudo ha sido acusada de tener una actuación parcial a favor del actual Gobierno, lo que sólo es relativamente cierto y siempre cuestionable. Efectivamente, la UNOCI ha visto cómo sus mandatos anuales iban evolucionando de una estricta imparcialidad entre las dos partes firmantes de los acuerdos de paz a convertirse progresivamente en una misión de apoyo al Gobierno, a las instituciones y a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Es posible que, desde el punto de vista de la oposición, esta evolución pueda considerarse un apoyo al régimen de Ouattara y una clara pérdida de imparcialidad. Sin embargo, es razonable ver esta transformación como una lógica adaptación al progresivo reconocimiento y aceptación del régimen de Ouattara como legítimo representante del Estado marfileño. Costa de Marfil no representa hoy en día un objetivo altamente prioritario de la política exterior y de defensa españolas. En cualquier caso, por su importancia geoestratégica, por su dinamismo en el conjunto de los Estados de África del Oeste y por las posibilidades que tiene de reflejar y multiplicar nuestros intereses nacionales en esta región del mundo, merece una especial atención. El hecho de mantener en su capital una Embajada y contar con una creciente nómina de empresarios españoles podría ser utilizado como plataforma para la expansión de los intereses de España. Para nuestras Fuerzas Armadas, mi participación en la misión ha constituido una oportunidad de demostrar nuestro compromiso con los esfuerzos pacificadores de las Naciones Unidas y nos ha ofrecido la ocasión de hacerlo cubriendo un puesto de gran visibilidad. L
REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 330
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