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REVISTA ESPAÑOLA DEFENSA 329

fuerzas armadas Vigilancia permanente Más de 2.000 militares participan en el ejercicio Eagle Eye, conducido por el Mando de Defensa y Operaciones Aéreas EL pasado 11 de mayo, durante 24 horas ininterrumpidas, algo más de 2.000 militares españoles pusieron a prueba la capacidad de integración de las Fuerzas Armadas en sus tareas de vigilancia, gestión, seguridad y defensa del sector suroeste del espacio aéreo nacional. Este esfuerzo conjunto se desarrolló por tierra, mar y aire en el marco del ejercicio simulado Eagle Eye, planificado y conducido desde la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) por el Mando de Defensa y Operaciones Aéreas (MDOA). Seis Eurofighter del Ala 11 de Morón (Sevilla) participaron en el ejercicio como cazas de reacción rápida, en «alerta 15» (minutos) y listos en sus hangares de alarma para recibir la orden de despegue inmediato —scramble— en respuesta a cualquier amenaza desde el aire. Estos mismos aviones simularon también ser aeronaves o misiles enemigos lanzados contra objetivos terrestres y marítimos. Sus movimientos fueron seguidos en todo momento por el Escuadrón de Vigilancia Aérea (EVA) número 11, ubicado a 800 metros de altitud próximo a la localidad de Alcalá de los Gazules en la provincia de Cádiz. Su radar rotatorio Lanza 3D multipropósito recoge cualquier eco dentro de su área de detección, un cilindro imaginario de 500 kilómetros de radio y 30 de altura. La cobertura del potente sensor del Ejército del Aire se complementó con los de la fragata F-103 Blas de Lezo, que navegaba en aguas del Golfo de Cádiz, y de la Unidad de Defensa Antiaérea (UDAA) del Mando de Artillería Antiaérea, desplegada en hasta ocho asentamientos distintos en el oeste de la provincia gaditana. Los contactos «hostiles» registrados por todos estos sistemas de detección fueron monitorizados como trazas en las pantallas del Grupo Central de Mando y Control (GRUCEMAC), las «neuronas» del sistema de defensa aérea del Ejército del Aire en la base aérea de Torrejón de Ardoz. ACCIÓN CONJUNTA Aunque la operación Eagle Eye es un ejercicio de adiestramiento que se realiza al menos cuatro veces al año, los procedimientos tácticos que se ponen en práctica son los mismos que aplican todos los días del año las diferentes unidades implicadas en la vigilancia y la defensa aérea de España. «Trabajamos integrados, es decir, de manera conjunta», subrayaba desde Torrejón, poco antes del inicio de la operación simulada, el teniente general Eugenio Ferrer Pérez, comandante del Mando Aéreo de Combate y, por ende, del Mando de Defensa y Operaciones Aéreas, creado en 2012 como aglutinador de la acción conjunta de las Fuerzas Armadas en este cometido. «Nuestra misión es contribuir con nuestros sensores a detectar y seguir cualquier objeto, sea una aeronave o un misil, que pueda volar por debajo de la línea de visibilidad de los EVA fijos», explica el capitán Javier M. Gómez Pérez, destinado en el Regimiento de Artillería Antiaérea 73, integrado junto al 71 y 74 en el ejercicio. Para ello, estas unidades distribuyeron sus respectivos sistemas de armas y sus correspondientes equipos de detección en distintos lugares de la geografía gaditana. El resultado de este despliegue proporcionó al mando una cobertura estructurada «a modo de capas de cebolla en los estratos relativamente más bajos del área global de vigilancia», destacaba el capitán Gómez Pérez. «Y digo relativamente, porque nuestro alcance en altitud es de 18 kilómetros, 3.000 metros por encima del techo operativo de los F-18», añadía en referencia a la proyección en altura del radar AN/MPQ-50 PAR de la batería de misiles Hawk. El Mando de Artillería Antiaérea también utilizó el sensor de largo alcance RAC 3D en su núcleo de Mando y Control, así como los AN/PQ- 64 3D del sistema Nasams para cubrir sectores de hasta doce kilómetros de altitud, y el Raven de los misiles Mistral y el Oerlikon Contraves de los cañones Skydor 35/90 para detectar blancos a baja y muy baja cota. Las fragatas de la clase F-100, por su parte, operan como un EVA flotante desplegado en mar abierto gracias a su radar aéreo-superficie Aegis Spy-1D multifunción. Su cobertura es, como la de aquellos, de casi 500 kilómetros en distancia y 30 en altura. «Este sistema nos permite mantener un seguimiento automático de hasta 900 contactos aéreos y, al mismo tiempo, 12 misiles propios en vuelo, los ESSM», destaca el comandante de la F-103, capitán de fragata Juan María Ibáñez Martín. En el Eagle Eye la fragata se mantuvo próxima a la costa de Cádiz. «Desde aquí podemos detectar y seguir una traza desde de Toledo y enfrentarla y derribarla, si fuera el caso, sobre Sevilla». J.L. Expósito Los sistemas de detección de las Fuerzas Armadas controlan a diario alrededor de 20.000 trazas 32 Revista Española de Defensa Junio 2016


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