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REVISTA ESPAÑOLA DEFENSA 328

«Hoja de méritos y servicios» del soldado Cervantes. IV Centenario ganaba el pan practicando sangrías a los enfermos y extrayendo alguna que otra muela. Su madre, en cambio, provenía de una saga de labradores con modestas propiedades en la también localidad madrileña de Arganda del Rey. El futuro escritor fue el cuarto de siete hermanos, entre ellos Rodrigo, el quinto vástago de la familia y que consagraría su vida entera a la milicia. La infancia de los Cervantes transcurrió de ciudad en ciudad, por tierras de la vieja Castilla y Andalucía en busca de oportunidades para su padre, hasta recalar en la ciudad de Madrid allá por 1566. Sede por entonces de la corte de Felipe I, la capital ofreció al joven Miguel la posibilidad de instruirse en el Estudio Público de Humanidades de la Villa, al lado de su maestro Juan López de Hoyos. El alcalaíno aspiraba a ser un nuevo Garcilaso de la Vega, soldado y poeta de reconocido prestigio en los círculos humanistas hispanos. En Madrid escribió Cervantes sus primeros poemas, si bien su precoz carrera literaria quedó truncada a raíz de un duelo de honor que le obligó a escapar de la justicia y salir de España a finales de 1569. Cervantes soldado Miguel buscó en Italia algún acomodamiento y, aunque en su mente ya discurría alistarse en los tercios, acabó en Roma al servicio del cardenal Giulio Acquaviva. Pero pronto, al tiempo que el renegado Euldj Alí se adueñaba de Túnez y el sultán Selim I se proponía arrebatar Chipre a los venecianos, Cervantes abandonó la vida cortesana que llevaba y acudió a la llamada imperiosa de las armas. Fama y gloria eran sus horizontes, la muerte o las heridas un riesgo «Partida de diez escudos a Miguel de Cervantes, soldado de la compañía de don Manuel Ponce de León del Tercio de Infantería de don Lope de Figueroa». que había que asumir para alcanzarlas. Nápoles se había convertido en un hervidero de tropas y embarcaciones pertrechadas para entrar en acción contra las huestes turcas, y allí sentó Miguel plaza de soldado en una de las compañías de infantería española. Corría el verano de 1570 y es probable que el joven Cervantes embarcara inmediatamente en las galeras de Nápoles, gobernadas por el genovés Gian Andrea Doria, que debían operar junto a las venecianas y papales en socorro de la isla de Chipre. Mientras la guerra se sucedía en el Mediterráneo oriental, el Papa Pío V consiguió que españoles y venecianos abandonaran sus recelos mutuos para concluir una alianza estable y de término ilimitado contra el imperio otomano Archivo General de Simancas «Informaciones de testigos para acreditar la limpieza de sangre de Miguel de Cervantes, realizada a petición de su padre ... 1569». y sus satélites berberiscos. La Santa Liga fue acordada en mayo de 1571 en Roma y el mando de la misma recayó sobre don Juan de Austria, hermanastro del rey de las Españas Felipe I, que venía de sofocar la rebelión morisca en las Alpujarras (Granada). Por entonces, Miguel se había reunido con su hermano Rodrigo en la compañía del capitán Diego de Urbina, encuadrada en el tercio de Miguel de Moncada, y los coaligados empezaban a organizarse en el puerto de Mesina (Sicilia). Sin embargo, poco se pudo hacer por Chi- Aún a riesgo de hallar la muerte, acudió a la llamada de las armas con la gloria y la fama como horizontes 8 Revista Española de Defensa Mayo 2016 Archivo Histórico de Protocolo de Madrid. T. 490, fols. 982r-984r. Archivo General de Simancas. CMC, 2EP, 962,38.


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