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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 327

Miles de jóvenes visitaron la exposición estática de material de las Fuerzas Armadas montada en el recinto ferial. interna, ingresando primero en la tropa y marinería», concluye el capitán Rebate, quien, de una manera más pausada y en mayor profundidad, también informó a cientos de profesionales docentes que ejercen su trabajo en los institutos públicos y privados. CARRERA MILITAR En su opinión, el título de bachillerato es «la llave» que abre las puertas de las Fuerzas Armadas. «En concreto, el tecnológico científico», puntualiza. «Conviene que los aspirantes de tropa y marinería no se limiten a obtener la ESO antes de ingresar en el Ejército, sino que estudien un poquito más y, una vez dentro, no se duerman en esta escala y aspiren a convertirse en suboficiales para hacer de la vida militar su carrera profesional como garantía de un futuro mejor». Eva Marín estudia bachillerato. Esa circunstancia avala su decisión de convertirse en suboficial. Dice que no le importaría incorporarse a un destino exigente desde el punto de vista físico. «Las mujeres podemos con todo», afirma. En el stand de Defensa habla con la alférez Elena G. Esteban, alumna de la Academia General Militar de Zaragoza, quien en 2011 se encontraba en el mismo lugar que ahora ocupa su interlocutora Eva. «Hace cinco años acudí a Aula para informarme sobre la profesión militar, luego pregunté en las unidades, consulté internet, en las academias de preparación… y me presenté a todo. Incluso opté a suboficial, de Artillería, la mejor Arma —asegura— porque históricamente era la última opción en el combate, pero cuando intervenía se ganaban las batallas». Las explicaciones de la alférez Esteban mantienen el interés de Eva, quien a estas alturas de la conversación asegura sentirse ya casi una aspirante. La conversación entre ambas mujeres no se interrumpe mientras la informadora busca y rebusca en el motón de papeles que se extienden sobre su mesa para encontrar aquel en el que se enumeran las 15 especialidades que ofrece la Escala de Suboficiales del Ejército de Tierra y donde se detallan los requisitos del proceso de selección y las pruebas de la oposición. Una situación que se repite sin descanso a lo largo de la ajetreada jornada. «Una locura», suspira. Su compañero, el guardiamarina de primer año en la Escuela Naval Militar de Marín (Pontevedra) y, en consecuencia, aspirante a oficial de la Armada, Rafael Guerra, cree que «la mejor opción para realizar una carrera dentro del Ejército es tener la prueba de selectividad superada ». Es lo que le sugiere a Alba Canciller cuando ésta le expresa su deseo de ser médico de las Fuerzas Armadas. «Si logras una buena nota de corte podrás ingresar en el Cuerpo Militar de Sanidad». En el caso de decantarse por ser oficial de la Armada, «una vez que ingreses en la Escuela Naval estudiarás una ingeniería mecánica», le indica el guardiamarina Guerra señalando las divisas de su uniforme azul. «Y si optas por el Ejército de Tierra o del Aire, el título que obtendrás será el de la ingeniería de organización de empresas». A Rubén Macías, atendido en otro extremo del stand del Ministerio de Defensa, solo le interesa convertirse en piloto de combate. Antes deberá realizar el bachillerato, presentarse a la prueba de selectividad y obtener también un buen resultado, para superar la nota de corte. «El año pasado fue de casi un 12», apunta Juan Dalac, todavía cadete de segundo curso en la Academia General del Aire, en San Javier, Murcia, a la espera de «la estrella (de alférez), que llegará en junio», destaca entusiasmado. Su intención no es desanimar a este alumno Los jóvenes valoran mucho la posibilidad de trabajar como militar y, a la vez, obtener un título 26 Revista Española de Defensa Abril 2016


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