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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 327

Los dos buques españoles de la agrupación multinacional aliada atracados en el puerto noruego de Trondheim, el pasado 28 de febrero. —Después de su etapa en la SNMG-1 el Cantabria se va a integrar en una marina aliada, la canadiense ¿Por qué es tan demandado este barco en el ámbito de la OTAN? —El Cantabria es un buque de aprovisionamiento para el combate que suministra a las demás unidades de la Fuerza el combustible y provisiones necesarios para mantenerse operando en la mar sin necesidad de entrar en puerto. Esto aporta una capacidad única a las fuerzas navales, que las dota de gran flexibilidad y disponibilidad. Es sin duda una unidad valiosa para cualquier agrupación. —La agrupación navega ahora por el mar Báltico ¿Qué objetivos tendrán las operaciones previstas en esas aguas? —La principal actividad será participar en distintos ejercicios con las marinas aliadas en la zona, así como ondear la bandera de la Alianza en esa región, como parte de las medidas de confianza de la OTAN hacia los países aliados en el Báltico, iniciadas a raíz de la Cumbre de Gales hace dos años. Estas medidas de confianza o assurance measures son una muestra de la cohesión y solidaridad de la OTAN con nuestros aliados. —¿En qué ámbitos marítimos se localizan hoy día los mayores riesgos para la seguridad internacional? —Actualmente no hay zonas con un riesgo significativamente más grande que en otras. Hace unos años le podría decir sin dudar que el Océano Índico y el Cuerno de África eran las zonas marítimas más peligrosas para el tráfico marítimo mundial. Hoy en día, gracias al esfuerzo continuado de la OTAN, la Unión Europea y la comunidad internacional, se ha logrado contener el problema de la piratería en esas aguas. Aunque también sabemos que la solución final a dicho problema solo llegará a largo plazo, cuando Somalia, con la ayuda internacional, pueda valerse por sí misma para garantizar la seguridad en su territorio. —¿Qué supone para un marino estar embarcado a lo largo de todo un año en operaciones? —Supone un esfuerzo personal importante, sobre todo familiarmente, pero a la vez muy gratificante. A los marinos nos gusta navegar, nos gustan las operaciones navales, la mar es donde sabemos estar y para eso nos han preparado. Aunque es cierto que un año es largo. V.H.M. En las maniobras Cold Response han participado unidades navales, aéreas y terrestres de los principales países de la OTAN, Suecia y Finlandia. En un ambiente «muy demandante, con condiciones meteorológicas predominantemente adversas», según informa la Alianza, la fuerza naval, liderada por la fragata Álvaro de Bazán, buque de mando de la SNMG-1, se ha adiestrado para actuar en un escenario de «alta intensidad» con triple amenaza: submarina, de superficie y aérea. La fragata española, con su potente sistema de combate, actuó como comandante de la guerra antiaérea, mientras que el buque de aprovisionamiento Cantabria fue la referencia logística de la fuerza, realizando más de una decena de aprovisionamientos en la mar La SNMG-1 proporciona a la OTAN una capacidad de respuesta inmediata con unidades de seis países diferentes (Francia, Dinamarca, Reino Unido, Holanda, EEUU y España), a las que suministró más de 1,5 millones de litros de combustible. Además, prestó apoyo sanitario, transfiriendo medicamentos, a la fragata británica Iron Duke, e hizo llegar, por medio de su helicóptero Sea King, repuestos esenciales a la fragata danesa Niels Juel para reparar su radar de exploración aérea. Uno de los hitos que marcó el desarrollo de las maniobras fue el cruce del Círculo Polar Ártico por parte de las unidades de la SNMG-1, acontecimiento que, siguiendo la tradición, fue celebrado por los dos buques españoles pintando el alavante de color azul (Blue Nose), cuando se navega al norte de dicho paralelo. Además, las elevadas latitudes por donde transcurrió el ejercicio permitieron contemplar espectaculares auroras boreales, lo que supuso una motivación adicional para las dotaciones. El ejercicio simulaba un escenario bélico en el que las unidades navales aliadas debían asegurar una zona costera amenazada por una fuerza invasora. Para ello, varios barcos, aviones y submarinos de distintas nacionalidades —españoles, noruegos, ingleses, franceses y daneses—, tuvieron que coordinarse para hacerse con el control de la zona y poder efectuar un desembarco anfibio y así, impedir la acción de las fuerzas opositoras. Estas maniobras se han caracterizado por la llamada fase Tacex, en donde el calendario de actividades no es conocido por los participantes y, por tanto, las acciones de todo tipo se pueden desencadenar en cualquier instante. Abril 2016 Revista Española de Defensa 9


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