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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 326

FORMAR y conservar la Cartografía Náutica Básica es competencia de la administración del Estado, a través del Instituto Hidrográfico de la Marina (IHM), tal y como determina la ley 7/1986 de Ordenación de la Cartografía, y es un proceso largo, laborioso y riguroso que comienza en la sección de Hidrografía de dicha institución, donde se programan las campañas que la flotilla debe realizar. Dichas campañas se establecen dando cumplimiento al Plan Cartográfico de las Fuerzas Armadas, de periodicidad cuatrienal que, como señala el director del IHM, capitán de navío Juan Antonio Aguilar Cavanillas, «determina la forma de actualizar las zonas de España en las que hace más tiempo que no se refresca la cartografía, así como los puertos que se han modificado, para comprobar tanto la disposición de los muelles como la profundidad que hay en las dársenas y las zonas de fondeo», algo fundamental para los buques mercantes y de gran importancia para la economía del país. En base a la época del año, la cantidad de trabajo que haya que desarrollar, la zona y el tamaño del buque hidrográfico, se decide cuál de los barcos, Malaspina, Tofiño o Antares, realizará cada campaña. No obstante, «es una planificación teórica, lo suficientemente flexible para poder modificarse si a lo largo del año surge la necesidad de acometer algún trabajo extraordinario», puntualiza el capitán de navío Aguilar. MALASPINA Y TOFIÑO Situados a dos millas náuticas uno del otro, en la bahía de Cádiz, los buques hidrográficos Malaspina y Tofiño realizan el levantamiento batimétrico que determinará el relieve de las superficies subacuáticas del puerto deportivo y la zona exterior de Rota, la delimitación de los pilares del nuevo puente de la Constitución de 1812 y de parte de la zona del Castillo de San Sebastián, en el caso del Malaspina, y de la base naval de Rota y la playa de Santa Catalina, en el del Tofiño. Con base en el arsenal de La Carraca de San Fernando y más de 40 años de antigüedad, ya que ambos se entregaron a la Armada en 1975, estos dos gemelos fueron construidos por la Empresa Nacional Bazán y en 2007 se les sometió a obras de modernización y mejora de la habitabilidad. Estos «barcos blancos» (en contraposición con los «grises» de la Fuerza) tienen 58 metros de eslora y cuentan con una dotación de unas 60 personas. Su trabajo de recolección de datos, en constante contacto con la mar, el medio ambiente y el entorno, obliga a la tripulación a estar siempre pendiente de la meteorología. «Para obtener datos óptimos es necesario el buen tiempo», afirma el comandante del Malaspina, el capitán de corbeta José Ramón Torres. En total, navegan cuatro meses al año (antes de la crisis económica eran unos siete) y la singladura por Cádiz les sirve de preparación para la campaña hidrográfica que realizan en verano. Este Desde el interior de uno de los botes hidrográficos, el sargento Bailón Olivares controla el barrido de las sondas para obtener una radiografía completa del fondo marino. 48 Revista Española de Defensa Marzo 2016


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