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REVISTA GENERAL DE MARINA JUNIO 2016

TEMAS GENERALES soldados o marineros, que se dedicaban al cuidado de enfermos y heridos, y en este concepto de auxiliares estuvieron presentes en las campañas de las guerras contra Francia, España, Holanda y Dinamarca. Parecida doctrina se practicó en la Marina francesa. Sin embargo, se sabe que una joven llamada Jeanette, mujer de un gaviero, sirvió en el cordón de municionamiento a bordo del navío francés Achille, incendiado en el combate de Trafalgar, y fue salvada, milagrosamente, por los británicos cuando su barco explosionó. No era la única, pues otra mujer, cuyo nombre se desconoce, sería también rescatada entre los supervivientes del mismo barco (Pope, 1999). Bajo estos requerimientos jurídicos es relativamente fácil entender que de forma general las mujeres tuvieran poco protagonismo en el mundo marítimo. Estas solamente se mencionan como pasaje, como esposas o incluso, como se ha dicho anteriormente, como objeto sexual (Fremont-Barnes, 2005), pero en raros casos aparecen como protagonistas o formando parte activa en las diferentes expediciones o conquistas realizadas en dicho periodo. Existe un libro de origen británico que recoge las hazañas llevadas a cabo por mujeres (Cordimggly, 2003). También entre la superstición reinante en esos tiempos producía cierta incertidumbre su presencia a bordo. Es cierto que en esos años la legislación vigente no reconocía la actividad marinera a las mujeres; sin embargo, en las siguientes líneas se puede comprobar que todas aquellas que se lo propusieron lo lograron, no sin dificultades, sacrificios y penalidades. Las mujeres que formaron parte de las dotaciones de los buques, especialmente los de guerra, lo conseguían gracias al vestuario utilizado en esa época, generalmente holgado. Aunque puede parecer relativamente fácil, es importante reflexionar que debían de estar precavidas en todo momento. A modo de ejemplo, se considera conveniente mencionar que los servidores de los cañones, aproximadamente diez por cada uno, a la hora del combate se desvestían de las prendas superiores al objeto de evitar infecciones que se producían al introducirse en el organismo pedazos de tejido impulsado por las astillas del casco. En el caso de las mujeres, hubieran sido detectadas en la primera ocasión, lo que probablemente explique que se las apañaran para no ir a este tipo de destino, y daría una cierta lógica a que, en el caso particular de la Armada, uno de los casos más conocidos fuera el de una infante de marina. Una infante de marina a bordo Siempre que se habla de héroes se piensa en hombres, olvidando en muchas ocasiones el protagonismo de las mujeres, pero también las hubo. Este fue el caso de Ana Maria de Soto, la heroína española de la Infantería de Marina, caso realmente sorprendente, como bien dice Gonzalo Parente (Parente Rodríguez, 2010). «Esta mujer, seguramente atraída por el vistoso uniforme de algún infante de marina que se presentó en su pueblo, decidió 816 Junio


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