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REVISTA GENERAL DE MARINA JUNIO 2016

capitanes de los barcos mercantes llevaran a sus esposas a bordo en algunas singladuras. Lógicamente, con tanto tiempo libre a estas mujeres les aburría la cotidiana vida de a bordo; por ello, solían acompañar a sus maridos en los momentos más interesantes, como era el de calcular la situación valiéndose del sextante y el cronómetro. También practicaban el manejo del timón y observaban cómo el marido registraba diariamente los datos de velocidad y situación TEMAS GENERALES en el cuaderno de bitácora. No era de extrañar que al apoyar este tipo de actividad lograran adquirir un buen nivel en las técnicas de navegación y meteorología. Esta circunstancia llegó a salvar barcos y dotaciones del siniestro total. Muchos son los casos, pero en esta ocasión comentaremos el de Mary Patten (Jagielski, B., 1992). El primer oficial resultó ser un incompetente, por lo cual se hizo necesario desembarcarlo, quedando el control del buque y los cálculos náuticos en manos de un solo hombre, el capitán. Como se suele decir, las desgracias nunca vienen solas y este es el caso que nos incumbe. Durante la navegación, el capitán Patten enfermó gravemente, incluso quedó ciego, por lo que tuvo que tomar el mando Mary, la única persona que sabía navegar a bordo. En los 50 días siguientes ni siquiera se permitió el lujo de desvestirse, sino que dormía con la ropa, y se dedicó de lleno a conseguir que el barco llegara a su destino. Conclusiones Considero que es justo reconocer la importante labor realizada por algunas de estas mujeres en diferentes barcos, en unos tiempos muy complicados para ellas, desempeñado diferentes funciones, desde la piratería, como soldados de Infantería de Marina, al mando de buques y muchas otras; por ello, desde estas humildes líneas quiero difundir esa importante labor. 2016 823


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