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REVISTA GENERAL DE MARINA JUNIO 2016

En 1789, poco antes de la toma de la Bastilla que dio paso a la Revolución Francesa, un prestigioso geógrafo, Buache de La Neuville, presentó en la Academia de Ciencias de París una Memoria en la que defendía la veracidad de la existencia del paso encontrado casi dos siglos atrás por Ferrer Maldonado. Esta incluía detalles desconocidos para la corona española, como que el navegante nacido en Guadix se había cruzado con algunos barcos rusos, país que secretamente tenía establecido un floreciente tráfico comercial con los indios del Pacífico norte, una tierra que el Tratado de Tordesillas reconocía como españolas. Casi sin tiempo de ocupar su trono, Carlos IV decidió investigar el asunto y en 1792 envió a explorar las tierras en cuestión a Malaspina, que en esos momentos se encontraban navegando por el Pacífico en una expedición de carácter científico. TEMAS GENERALES Tumba de Vitus Bering en el Pacífico norte. Murió probablemente de escorbuto. La orden fue recibida de mal grado por este, pero requisó dos pequeñas embarcaciones, la Sutil y la Mexicana, y las puso al mando de dos de sus mejores oficiales, Alcalá Galiano y Cayetano Valdés, enviándolos al estrecho de Juan de Fuca. Con el paso de los días Malaspina se sintió confortado por el hecho de poder intentar uno de los hitos a los que se había enfrentado Cook, un explorador por el que sentía una gran devoción; no en vano, los nombres de sus barcos, la Descubierta y la Atrevida, no eran sino la castellanización del Discovery y el Resolution, con los que Cook había buscado el mítico paso. A pesar de todo, el rebrote del interés del rey de España por encontrar el escurridizo pasaje resultó efímero, y Malaspina pudo volver a sus observaciones astronómicas, a la botánica y a la zoología. Parecía que el paso del Noroeste se había quedado definitivamente sin pretendientes. 2016 845


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