LiBROS Y REviSTAS España contra los Estados Unidos y que supondría la pérdida de los últimas posesiones del imperio colonial español. Pero hubo algo más. Las investigaciones de Javier Sanmateo revelan cómo altos cargos del gobierno utilizaron las políticas de Estado para mantener contactos con espías y fabricantes de armas extranjeros, a los cuales facilitaron toda clase de información de las evoluciones del submarino —una información clasificada oficialmente como de «alto secreto militar»— y laboraron ostensiblemente para que Peral les cediera su invento. De ello son pruebas las entrevistas que se forzó a Peral a mantener a con los magnates británicos de la industria del armamento James R. Thomson y Thorsten Nordenfelt, en las que ambos, además de demostrar que disponían de la información secreta relativa al submarino, anticiparon al inventor que su proyecto no sería aceptado por su gobierno y le propusieron que se asociara con ellos. Queda también desvelado que Basil Zaharoff, el siniestro «Mercader de la Muerte», agente de Nordenfelt y espía británico, obtuvo los planos y la memoria del buque submarino en el Ministerio de Marina y tuvo acceso al arsenal de La Carraca en Cádiz durante su construcción. Descartado definitivamente el submarino, Peral, enfermo y sometido a una brutal campaña de prensa, pidió la licencia absoluta de la Armada para dedicarse a la empresa privada, convirtiéndose en el principal impulsor de la industria eléctrica en España y logrando de nuevo el reconocimiento internacional al ser nombrado en 1893 miembro del comité de examen y del patronato de la Academia Parisina de Inventores e Industriales. Pero la enfermedad que padecía avanzaba rápidamente y en 1895 moría prematuramente. Atrás quedaban sus desinteresados y sinceros esfuerzos para que España alcanzara la vanguardia en un sector industrial considerado entonces como de última tecnología. Esperemos que este libro, así como otras iniciativas, sirvan —en palabras de Javier Sanmateo— «para contribuir a reivindicar la memoria del inventor y despejar, de una vez por todas, el enigma que rodeó, y sigue rodeando todavía, la invención del submarino». Sergio CAMARASA SERVICIO DE PUBLICACIONES DE LA ARMADA 384 Marzo
REVISTA GENERAL DE MARINA MARZO 2016
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