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REVISTA GENERAL DE MARINA MARZO 2016

RUMBO A LA viDA MARiNA carbono —tampoco tienen branquias o algo parecido a los pulmones—. La planaria resuelve estas ausencias magistralmente —como debe ser en una criatura que por pionera servirá de modelo— porque es tan plana que su medio interno está muy cerca del medio externo y tal proximidad favorece el intercambio de gases y metabolitos por ósmosis, por difusión o por contacto directo, ya que el interior de muchas planarias está recorrido por una intrincada red de tubitos huecos que se asoman al exterior por infinidad de poros epiteliales y que internamente llevan los productos «a domicilio», a donde se necesitan. Algo parecido al sistema traqueal de los insectos, que pudieron inspirarse en el modelo iniciado en los turbelarios. Todo muy sencillo en las planarias, en efecto, excepto su aparato reproductor, que es tan complicado como el nuestro o, por evitar susceptibilidades, pongamos que como el de un chimpancé. La fecundación en la planaria es con cópula, parte ventral enfrentada a parte ventral, e interna. En este lado inferior presentan un poro genital, el saco copulatorio, en el cual se alojan, pues son hermafroditas, un pene, a veces eréctil, y un receptáculo femenino. Pero como suele ser norma en los seres hermafroditas tampoco las planarias se fecundan a sí mismas para evitar la consanguinidad, que es opuesta a la variabilidad genética que garantiza la reproducción sexual. Por eso cada participante deposita en el saco copulatorio del otro sus espermatozoides. O sea, que al mismo tiempo da y recibe espermatozoides. Desde allí se desplazan a través de unos túbulos – auténticos oviductos— para fecundar a los óvulos a medida que estos van madurando. ¿Y qué es el óvulo fecundado y maduro? Pues, evidentemente, un huevo (como el de las gallinas) que las planarias ponen debajo de piedras o de frondes de algas del bentos. Del huevo eclosionará un individuo muy parecido al adulto. Este tipo de desarrollo directo se asemeja al más avanzado de los mamíferos, en el que las crías son una réplica en pequeño de los progenitores. Pero además de reproducirse sexualmente, las planarias se multiplican de forma asexual con prodigiosa facilidad, dividiéndose por la mitad para dar dos individuos clónicos, o partiéndose en pedazos, de los que cada uno de ellos dará origen a otra nueva planaria, incluya «cabeza», proceda solamente de la cola o sea una porción central del gusano. Cualquiera de estos trozos regenerará el individuo completo. Este proceso de asombrosa reconstrucción corporal sigue interesando mucho al investigador. Ya hemos visto que la tosca planaria hace las mismas cosas que cualquier animal más evolucionado: anda, compite, se aparea… Aunque sea, claro, a su manera. Entonces, ¿cómo controla y regula todas las funciones, opciones y relaciones sociales que se derivan de su recién estrenada cualidad de semoviente? Pues como cualquier merluza o avutarda que se precien de tales: con un sistema nervioso adecuado a sus necesidades. Pues vayamos con él: hemos dicho que las planarias inician un proceso de cefalización porque presentan en su parte delantera un abultamiento que no es 262 Marzo


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