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REVISTA GENERAL DE MARINA OCTUBRE 2016

VIVIDO Y CONTADO un pasamontañas y se armaban con instrumentos que ella no era capaz de saber qué utensilios eran aquellos. Comenzaban en el bulevar para luego trasladarse a la que entonces era la casa familiar. Incendiaban banderas, rompían ventanas blindadas, lo intentaban todo para poder acceder a él, su padre. Caminando por la calle, más de una vez su hombro rozó con el de cualquiera y pensaba ¿será este hombre el que quiere acabar con la vida de mi padre?, ¿o ese otro que no para de mirarme y casualmente camina en mi dirección? En cada una de las  circunstancias que vivía  encontraba motivo para la distracción y la imaginación. Los escoltas, todo un mundo por descubrir, desde aquel al que cada dos por tres aleccionaban sus superiores para que fuese más perspicaz, pues a una legua se notaba su torpeza, hasta el que se tomó su cometido tan a pecho que ella acabó apodándolo Kevin Costner (y ella Whitney Houston, por supuesto, bien que se metía en su papel de cantante famosa). Pasado el tiempo que todo lo cura, aquello quedó en una anécdota más para contar, y las rosas volvieron a recuperar toda la gama de colores que contiene cualquier arco iris en todo su esplendor. Sin embargo, para ella marcó un antes y un después. No volvió a recuperar su niñez, pero sí su sonrisa y su cara risueña, pues llegó a un pacto familiar. Allá donde el destino les enviase, ella iría por delante. Y así fue, vivió entonces bonitas y gratas experiencias en una isla guanche con un encanto singular. Convivió con la cultura musulmana, de la que conserva muchas anécdotas que contar. Descubrió la pasión por la equitación. Conoció a lo largo de su juventud a grandes seres humanos, personas de diversas culturas y religiones. Uno no elige la familia en la que nace, ni mucho menos el oficio de un padre. Aún así, esa niña convertida en mujer siente orgullo de sus progenitores. Gracias a la profesión de su padre, su vida está llena de vivencias, experiencias únicas e inolvidables. Gracias a su madre, por su entrega plena en la tarea de construir una familia, dejando todo para seguir al que fue, es y será el amor de su vida, abandonando su propio trabajo para dedicarse en cuerpo y alma a su marido, a sus hijas. Gracias a ambos, posee una familia construida bajo la base de sólidos valores humanos. ¿Qué más se puede tener en la vida? Hoy esa mujer entiende que es de egoístas pedir más, pues su vida está repleta de riqueza. Así pues, disfruta cada día como si fuera el último. De cada uno saca lo bueno y lo productivo y desecha lo malo y lo que le haga hacer perder el tiempo sin obtener nada bueno a cambio. No deja para mañana lo que bien puede hacer hoy. Y es que, el Señor bien sabe que no le tiene miedo a la muerte, pues ha vivido más que suficiente. Cada nuevo día es un regalo que Dios le concede, así su reto es hacer de ese día una bonita historia que poder relatar en primera persona. 2016 503


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