Page 75

REVISTA GENERAL DE MARINA OCTUBRE 2016

RUMBO A LA VIDA MARINA Aglomeración del gasterópodo pulmonado (y terrestre) Theba pisana en la costa de Tarifa (Cádiz). Ante la sequía del verano se han encerrado en las conchas, las han sellado con el epifragma y están dispuestos a ayunar durante meses. La respiración y los latidos del corazón pasarán días, puede que semanas, sin manifestarse. (Foto del autor). ingente muchedumbre y con tanto tiempo por delante para tomar decisiones lo normal es que apareciese un molusco contestatario dispuesto a irse de casa —a salir de la mar— para probar fortuna en un nuevo domicilio, la tierra firme. Además, los animales marinos tenían fácil acceso a lo seco porque la mar dispone del amplio frente de unión que es la costa y dentro de ella la zona intermareal. Y amplias y someras albuferas, deltas y estuarios donde lo dulce se mezcla con lo salado. Y quienes merodean por estas lindes disponen de varias puertas giratorias, de lujo, para franquear la barrea de lo líquido a lo seco con toda facilidad. La Luna actúa de cómplice y los bichos errantes aprovechan para cruzar la gran frontera que separa el flujo de las mareas, cuando la mar se hace por unas horas tierra y la tierra durante otras vuelve a ser mar. Esta dualidad favoreció el que muchos animales tuviesen dónde elegir y basta con darse un paseo por las zonas de bajamar para ver multitud de criaturas, algas, percebes, mejillones, lapas, balanos, cangrejos y caracoles, minchas (los escaramojos de Colón), que juegan al escondite con lo líquido y lo seco, coqueteando con dos ecosistemas en apariencia irreconciliables. En estas condiciones, no debe extrañarnos que in illo tempore algunos de estos animales se quedasen varados en tierra firme y tuviesen que decantarse por abrazar 454 Octubre


REVISTA GENERAL DE MARINA OCTUBRE 2016
To see the actual publication please follow the link above