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EJERCITO DE TIERRA NOVIEMBRE 2016

CERVANTES REVISTA EJÉRCITO • N. 908 NOVIEMBRE • 2016  103  extranjeras se empleaban como guarniciones, a los españoles se les reservaba el papel decisivo en la batalla, el elemento decisorio. Por lo tanto, era frecuente que, en campaña, en torno a la mitad de los componentes del ejército fueran españoles. LA LEYENDA NEGRA Los soldados españoles de la época, así como alguno de sus generales, han sido tachados como monstruos sedientos de sangre, brutales y asesinos. Basta recordar a Fernando Álvarez de Toledo, el gran duque de Alba, que tras sus campañas en la revuelta de los Países Bajos fue representado siendo coronado por un demonio y fue objetivo de una de las mayores campañas de difamación exitosa que se recuerde. La realidad es mucho más sencilla. El duque de Alba aplicó la ley de la época, que conllevaba la muerte para los casos de traición, que es como se consideró a los rebeldes holandeses. Se calcula que las muertes por los juicios del «Tribunal de los Tumultos» (de la sangre, según la propaganda) contra los protestantes no llegaron a 1.000, habida cuenta de que el tribunal estaba formado por nativos, no por españoles, aunque presidido por el duque. Por el contrario, la persecución que el líder protestante Guillermo de Orange desató contra los católicos y partidarios de Felipe II ha quedado tradicionalmente relegada al olvido. Las casi 1.000 iglesias saqueadas, los monjes y seguidores de la fe católica y los soldados españoles prisioneros asesinados y colgados de los muros para escarnio de sus compañeros apenas encontraron eco, e incluso hoy en día estos hechos se desconocen. El duque de Alba no hizo más que aplicar el principio de dura lex, sed lex («dura es la ley, pero es la ley»), por lo que se convirtió en blanco de la leyenda negra. En cambio, la disciplina que impuso a sus tropas para evitar penalidades a las poblaciones civiles, que prohibía asesinatos, robos y saqueos, no se refleja en los trabajos de historia que se escriben incluso en la propia España. En mayo de 1568 los rebeldes lograron la victoria de Heiligerlee, tras la cual los habitantes de la zona se dedicaron a delatar y asesinar a algunos españoles heridos pertenecientes al Tercio de Cerdeña. Dos meses después el duque de Alba aplasta al enemigo en la batalla de Gemmingen Otra muestra de manipulación. El duque de Enghien impide que sus tropas acaben con los españoles prisioneros que agradecidos se lanzan a sus pies


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