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EJERCITO DE TIERRA NOVIEMBRE 2016

CERVANTES Mauricio de Nassau REVISTA EJÉRCITO • N. 908 NOVIEMBRE • 2016  105  Tradicionalmente se ha descrito como la primera derrota de los tercios y el fin de su dominio en los campos de batalla. Uno de los responsables de estas ideas en España fue el político e historiador Antonio Cánovas del Castillo, que en su estudio sobre el reinado de Felipe IV, aceptando las tesis francesas, llega a afirmar que el descalabro fue tal que conllevó la desaparición de los tercios. Años después rectificaría y, haciendo caso de las crónicas españolas, cambió su postura, por lo que se enfrentó especialmente a las obras de Enrique de Orleans, duque de Aumale (descendiente del duque de Enghien, el vencedor de Rocroi). No fue Cánovas el único en caer en este error, pero sí fue uno de los que más influencia tuvo y cuyas consecuencias podemos leer hoy en día en muchos autores que, simplemente, repiten el equívoco. Siendo Rocroi una clara victoria francesa, su valor fue muy exagerado en su momento por los cronistas que deseaban ensalzar la llegada al trono del monarca Luis XIV y años después, especialmente en el convulso y revolucionario siglo xix, para realzar la grandeur de «el rey sol». Este desconocimiento ha dado lugar a la creación de diversos mitos relacionados con la batalla, desde el famoso «Contad los muertos» que un supuesto oficial responde ante la pregunta de un francés de cuántos españoles participaron en la batalla, al origen del sobrenombre de «tercio de la sangre», o hasta los supuestos 15.000 infantes españoles que fueron baja entre muertos y prisioneros. Toda una serie de leyendas también muy del gusto del español deseoso de evocar gloriosas derrotas antes que victorias ciertas pero menos épicas. Aunque mucho se ha escrito sobre la batalla, no está del todo claro lo sucedido ni el porqué de determinados movimientos tácticos que influyeron notablemente en su desenlace. Hay muchas versiones, pero en todas falta algún detalle explicativo. Podría decirse que todavía hoy, seguramente ocultas en algún legajo, falte por hallar las respuestas a todos los interrogantes, especialmente en lo relativo al comportamiento de los tercios italianos participantes. Sobre alguna de las hipótesis más difundidas: El Sangriento, apodo del entonces tercio del conde de Villalba, hoy Regimiento de Infantería Soria 9. En realidad su apodo lo obtuvo en la batalla de les Avins, en 1635, debido a la muerte de seis de sus nueve capitanes4. Nada tuvo que ver Rocroi con este sobrenombre. Las 15.000 bajas entre muertos y prisioneros. Para este dato se suele utilizar la obra Relation des campagnes de Rocroi et de Fribourg, de Henri de Besse. Si los cinco tercios hubieran contado con el número completo de efectivos, 15.000 hombres hubiera sido la suma teórica presente, a razón de 3.000 infantes cada uno, algo infrecuente durante la guerra de los Treinta Años. Teniendo en cuenta que los efectivos de infantería de todo el ejército, unos 13 tercios / regimientos, incluyendo alemanes, valones, borgoñones, italianos y españoles, sumaban en torno a los 18.000-20.000 hombres, es del todo punto imposible que 15.000 de ellos fueran españoles. Un dato mucho más esclarecedor es el hecho de que, tras la derrota, Francisco de Melo, el comandante español, pide tan solo 2.000 hombres como reemplazo. Una cifra mucho más realista serían unas 8.500 bajas, de las cuales unos 3.000


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