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EJERCITO DE TIERRA NOVIEMBRE 2016

Combate de galeras RREEVVIISSTTAA EEJJÉÉRRCCIITTOO •• NN.. 990088 NNOOVVIIEEMMBBRREE •• 22001166   67   CERVANTES hay que silenciar hechos desafortunados del pasado. Miguel de Cervantes sentó plaza de soldado, pero no sabemos cuándo, ni dónde, ni en qué tercio. Tampoco tenemos su filiación, porque la filiación, y en consecuencia, la «media filiación» que la resume, solo fue obligatoria a partir de las ordenanzas de 1768; puede que también se hiciera antes, pero no consta. Aun así, la media filiación de Cervantes podríamos reconstruirla con sus propios datos: «pelo: rubio; ojos: al pelo; color: claro; frente: despejada; barba: entera; estatura: mediana; condición: noble (y más adelante, con letra de otra mano, alguien pudo haber añadido: “señas: la mano izquierda estropeada, y solo le quedan seis dientes”)». O podríamos reconstruirla con la que le hizo el trinitario fray Juan Gil: «... mediano de cuerpo, bien barbado, estropeado del brazo y mano izquierda...». Cabe suponer que Cervantes estuviera primero en Roma al servicio del recién ascendido cardenal Acquaviva, hasta que el entusiasmo que despertó la Liga Santa le movió a alistarse en el Tercio Nuevo de Nápoles. En 1571, cuando su hermano Rodrigo llegó a Italia con la compañía de Diego de Urbina del tercio de Moncada (llamado «de los catalanes» aunque, en realidad, era de valencianos), Miguel se pasaría a la compañía de su hermano, cosa difícil pero no imposible, con lo que pudo participar en septiembre de 1570 en la gran concentración naval cristiana de Suda (Creta), un fallido anticipo de Lepanto al mando de Marco Antonio Colonna, cuyas banderas Cervantes dice haber seguido, en el prólogo del Persiles. Cervantes sentaría plaza por estar con su hermano, por necesidad acuciante, por escapar a la justicia o por noble ambición de medrar, pero el hecho positivo es que dejó escrito repetidas veces que se hizo soldado «para servir a Dios y al rey», esa escueta frase con la que los españoles han cifrado durante siglos espíritu de servicio, religión y sentimiento patrio. UN SOLDADO DE INFANTERÍA EN LA MÁS ALTA OCASIÓN QUE VIERON LOS SIGLOS En el verano de 1571 el soldado Miguel de Cervantes estaba en la rada de Mesina, pero el verano acabó sin que saliera la enorme escuadra


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