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EJERCITO DE TIERRA NOVIEMBRE 2016

12 galeras pontificias, y el veneciano Sebastián Viniero con otras 48, quien además esperaba 60 procedentes de Creta y 20 de la misma Venecia. Por parte española se concentraron en Mesina 81 galeras y 20 naves muy bien artilladas. El 5 de septiembre llegaron a Mesina Juan Andrea Doria, don Álvaro de Bazán y don Juan de Cardona, con lo que quedó la fuerza española al completo. Don Juan de Austria, acompañado de su lugarteniente, don Luis de Requesens, y sus colaboradores más directos, pasó revista a la fuerza allí reunida y se preparó un plan de acción. La disposición que se daría a la flota aliada para la aproximación y la batalla fue la siguiente: en el centro 60 galeras estarían al mando directo de Don Juan de Austria, acompañado de Colonna y Veniero, y tendría por divisa el estandarte enviado por Pío V con un crucifijo y las armas españolas, y ondearía en cada entena una flámula azul; una segunda formación de 53 galeras, al mando de Andrea Doria, se distinguiría por llevar flámulas verdes; la formación a las órdenes de Bazán, 30 galeras, llevaba flámulas blancas; la cuarta 94  REVISTA EJÉRCITO • N. 908 NOVIEMBRE • 2016 formación, al mando del veneciano Barbariego, 57 galeras, se identificaba por sus flámulas amarillas; por último, seis galeras con las armas reales en las flámulas y a las órdenes de Juan de Cardona irían en vanguardia con la misión de localizar al enemigo. En conjunto, el número de navíos cristianos alcanzaría la cifra de 208, porque en el camino se le sumaron más galeras venecianas muy bien artilladas, 30 fragatas españolas, 24 naves de transporte y otros barcos de la Orden de Malta, de Génova y de Saboya. Lepanto es la batalla en el Mediterráneo con el mayor número de galeras, pues en ella combatieron naves de esta clase de las potencias mediterráneas en un número muy superior a las participantes en cualquier otro enfrentamiento naval. Los venecianos poseían, a mediados del siglo xvi, la flota más poderosa, dominada por la gran galera, movida por cuatro galeotes en cada remo o por remeros en un banco con cuatro remos. Normalmente llevaba una culebrina en la línea central y se disparaba en la aproximación, para provocar la confusión entre los tripulantes del navío enemigo. Tenía también cañones en la proa y otros más pequeños en las bordas, fundidos en el ghetto, donde se producían piezas muy sencillas y estandarizadas, mientras en el arsenal se construían barcos de guerra y de carga. Poco antes de la batalla de Lepanto se había preparado y armado una flota que superaba el centenar de galeras. Enfrente estaban las galeras turcas. Los almirantes otomanos preferían un tipo de galera pequeña, el galiot, muy rápida, utilizada en exploraciones, acoso al comercio y ataques sorpresa. Para los combates los turcos construyeron galeras similares a los modelos venecianos más pequeños, que resultaron más rápidas que las españolas, muy artilladas, pero más lentas que sus modelos. Su francobordo era más bajo que el de las galeras cristianas y tanto las turcas como las venecianas no tenían plataforma para el armamento de proa, algo habitual en las españolas e italianas. Los otomanos idearon un tipo de espolón que mantenía inmovilizada la nave enemiga, espolón que luego fue imitado por los venecianos. Los españoles y los turcos preferían el combate al abordaje, no así los venecianos. La batalla naval se compuso de tres fases: las descargas iniciales de artillería, la aproximación para inmovilizar al enemigo y el abordaje de la El papa Pio V, artífice y alma de la Santa Liga. Cuadro pintado por El Greco


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