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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 909

Geografía e Historia REVISTA EJÉRCITO • N. 909 DICIEMBRE • 2016  119  que las grandes empresas y las acciones raras y maravillosas. De ello nos presenta nuestra era un admirable ejemplo en Fernando de Aragón, actualmente rey de España. Podemos mirarlo casi como a un príncipe nuevo, porque de rey débil que era, llegó a ser, por su fama y gloria, el primer rey de la cristiandad. Pues bien, si consideramos sus acciones, las hallaremos todas sumamente grandes, y aun algunas nos parecerán extraordinarias». Se dice que el rey Felipe II, deteniéndose en cierta ocasión delante de un retrato del rey Fernando, habría exclamado: ¡Se lo debemos todo a él! VERDADERO SIGNIFICADO DE LA GUERRA DE GRANADA «La eminencia de este gran político estuvo en hacer siempre la guerra con pólvora sorda» Gracián «El rey Fernando es sin duda el más grande político que ha producido España» Marqués de Lozoya Es en la guerra de Granada cuando por primera vez se alcanza la idea y se obtiene la motivación adecuada para instar a todos los pueblos españoles a luchar juntos, a cooperar por un objetivo común, en vez de combatirse unos a otros, alcanzándose el hito histórico de la unión de todas las fuerzas peninsulares. Este naciente espíritu de cooperación unido a la facilidad y confianza que proporcionaba el uso de una lengua común sentó las bases sobre la que se llevarían a cabo grandes empresas militares y de todo tipo. Pedro Mártir de Anglería expresa muy claramente la situación: «¿y quién podría haber imaginado que los gallegos, los orgullosos asturianos y los rudos habitantes de los Pirineos querrían mezclarse tranquilamente con los toledanos, las gentes de La Mancha, los andaluces, y vivir en armonía y obediencia, como miembros de una sola familia, hablando la misma lengua y sujetos a una disciplina común?». Al luchar codo con codo en Granada y continuar haciéndolo en Italia a continuación y posteriormente en América, los extranjeros, antes que nosotros mismos, comenzaron a percibir una identidad común entre los españoles. El resultado es que aquí alcanzaron por primera vez los españoles de toda clase y condición el orgullo de pertenecer a una nación. Pero no acaba aquí el interés de la guerra de Granada, sino que nos presenta otra aportación, esta vez extranjera, muy importante: la artillería. Importada de Italia principalmente, y manejada por expertos artilleros, fue considerada por los reyes la herramienta más efectiva para atacar al enemigo dada su capacidad para reducir las fortificaciones. Bajo las órdenes de Fernando se prepararon en todos los campamentos cristianos las instalaciones necesarias para dar servicio a esta nueva forma de la acción, levantándose forjas y cuantos materiales resultaban necesarios para la construcción de balas, fabricación de pólvoras y mantenimiento de los cañones, principalmente lombardas, piezas de cuyo nombre es fácil deducir la procedencia. Por si esto fuera poco es necesario añadir que la forma de combatir de los mercenarios suizos en esta guerra dio a Fernando la idea de reformar su infantería. En esa línea dictó decretos en 1495 y 1496 para llegar posteriormente al uso combinado de la pica y los mosquetes y la organización de las unidades en tercios, unidades cuya organización y táctica fueron perfilándose a lo largo de los años siguientes, especialmente en Italia, alcanzando tanta gloria para España y que quedaron formalmente definidos en 1536 en Milán. Nadie mejor que el propio Fernando, en las palabras que Manuel Ayllón pone en su boca, para expresar el significado de esta campaña: quizá el mejor ejemplo que dejo de ese empeño mío en fortalecer el Estado haya sido la guerra de Granada, donde por primera vez conseguí aunar a toda la nobleza castellana en un proyecto común. Porque con aquella campaña yo no pretendía expulsar a los moros de España, ni siquiera engrandecerme con sus tierras, sino forjar una empresa militar y política que fuera capaz de unir a las distintas Españas y las llevara a conocerse y entenderse mejor. La conquista de Granada fue un ensayo general de cómo veía yo la convivencia en mis reinos, porque en el fondo yo no tenía a los moros como enemigos, sino como nuevos súbditos que aportarían prosperidad y grandeza al Estado. Ocupar Granada era la excusa con la que yo pretendía unir las Españas haciendo que todos los reinos se concernieran por la misma empresa.


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