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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 860

F-35. de forma que el necesario equilibrio entre calidad y cantidad se ven garantizado. Esta tendencia contrasta marcadamente con la tomada por países europeos cuya única línea estratégica militar sustancial es la de la defensa colectiva: Países Bajos, Bélgica, Dinamarca y, en menor medida, Noruega han optado por la teórica “calidad” y, por el momento, verán reducidas sus fuerzas de combate15 a cantidades rayanas en la irrelevancia. Y en la medida que esta tendencia hacia las reducciones continúe en el futuro, la OTAN y la Unión Europea deberían estar preocupados con que el poder aéreo de combate se la juegue exclusivamente a la carta de la calidad y comenzar a poner en valor a aquellos países que, sin renunciar a la primera, aportan el factor cuantitativo16 para afrontar la defensa colectiva. En definitiva, si sigue en el futuro la tendencia que se observa de reducción significativa en el número de efectivos que engloben el FCAS, la capacidad podría no cumplir en el entorno 2030+ los objetivos derivados de la Estrategia de Seguridad Nacional. EL COMPONENTE POR VENIR Durante su comparecencia en el UNVEX16 el jefe de Estado Mayor del Aire definió el FCAS como un sistema de sistemas, combinando de aviones no tripulados de combate (UCAV, Unmanned Combat Air Vehicle) y tripulados, pudiendo ser estos últimos bien de nueva generación o bien actualizaciones de sistemas heredados. Aunque este concepto es compartido por muchas otras naciones –Alemania, Francia–, también hay consenso que el componente no tripulado del FCAS no estará disponible hasta al menos el entorno del 2040. Descartado el UCAV como opción operativa para nuestro entorno temporal, el vacío de capacidad dejado por el EF-18M y el AV-8 debe ser rellenado por un componente tripulado que se encuentre disponible en el mercado. Así, las opciones disponibles se podrían simplificar a dos: adquirir un sistema nuevo de los llamados de 5ª generación o mantener una línea continuista simplemente adquiriendo sistema ya conocidos pero adaptados a los tiempos. Ambas opciones tienen sus pros y sus contras. Cuando hablamos de un sistema de 5ª generación en el contexto actual, necesariamente estamos hablando del programa del departamento de defensa americano del sistema de armas F-35. Sin duda factores favorables a este programa son la disponibilidad de variantes operativas optimizadas para los distintos servicios pero manteniendo una base logística común; la economía de escala o la interoperabilidad con los aliados; sin olvidar su capacidad para ser la fuerza catalizadora de trasformación del poder aéreo en una organización centrada en el dominio de la información. Pero el enorme coste del programa17; la fuerte e incierta dependencia americana que supondría la operación del sistema de armas en lo relativo a los datos de apoyo a la misión18 y el más que probable impacto negativo en la industria nacional de defensa, por nombrar algunos, son aspectos que deben ser adecuadamente ponderados llegado el momento de la decisión. REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Enero-Febrero 2017 109


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