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REVISTA GENERAL DE MARINA ENE FEB 2017

TEMAS GENERALES Estas iniciativas permitieron suprimir 33.000 efectivos, equilibrar el presupuesto de defensa y mantener el gasto por debajo del 4’5 por 100 del PIB. No obstante, el precio a pagar fue enorme: Gran Bretaña comprometió su defensa nacional, perdió la capacidad para actuar autónomamente fuera del área euroatlántica, redujo el catálogo de capacidades de sus FF. AA. y perdió competencias que pronto se demostrarían esenciales. Sin embargo, este trabajo, que reconocía tácitamente que el país ni era ni podía permitirse ser una potencia, tuvo una vigencia muy efímera, puesto que la crisis monetaria de 1976, que obligó a devaluar la libra esterlina y reclamar la asistencia del FMI, convirtió en obsoletos estos planteamientos y motivó la elaboración de una nueva revisión en 1981. Coincidiendo con la invasión soviética de Afganistán y el enfriamiento de las relaciones entre los bloques, Margaret Thatcher (1979-90) fue nombrada primera ministra. Esta ferviente anticomunista intentó aplicar, junto a su homólogo Ronald Reagan, una batería de iniciativas para contener a la Unión Soviética, entre las que se hallaba un repunte del gasto militar. Aunque para el bienio 1980-82 el presupuesto de defensa escaló hasta casi el 6 por 100 del PIB, la recesión económica y la deuda acumulada obligaron a revisar los programas armamentísticos para adecuarlos al escenario presupuestario del momento. Elaborado bajo la dirección del secretario de Estado de Defensa John Nott (1981-83), el trabajo United Kingdom Defence Programme: The Way Forward (14) no se limitó a evaluar en profundidad la programación militar, sino que acabó revisando nuevamente la política de defensa británica. Condicionada por la segunda Guerra Fría y los efectos de la recesión, la reconversión industrial y la implementación de nuevos mecanismos de control de gasto, esta revisión reivindicaba la vocación atómica del Reino Unido (15) y el valor de su arsenal estratégico como garantía última de su integridad, exponía la determinación del país de no conducir ninguna operación independientemente y manifestaba que el planeamiento de fuerzas se orientaría hacia la OTAN, pero que por motivos económicos y estratégicos, esta contribución se concentraría en la provisión de fuerzas terrestres. De implementarse, estas decisiones supondrían la reconversión de la Armada en una fuerza litoral sin capacidad de proyección y la pérdida total de la capacidad del país por actuar fuera del área euroatlántica. Basándose en estos principios, la revisión propuso: (14) MoD: The United Kingdom Defence Programme: The Way Forward. Londres, HMSO, 1981. (15) Esta declaración debe entenderse en su contexto histórico, puesto que a inicios de la década de 1980 el Reino Unido debía decidir sobre el futuro de su arsenal nuclear estratégico, y tanto la oposición como el grueso de la opinión pública eran reticentes a mantener estos costosos y controvertidos sistemas. No obstante, en 1982 Thatcher firmó con Reagan un nuevo acuerdo para la obtención de misiles Trident. 26 Enero-feb.


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