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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 861

(Nap of the Earth, cercano al suelo), manejo de equipos de misión, vuelo nocturno con uso de GVN (o con ayudas de equipos optrónicos IR), capacidad de utilización de armamento, capacidad de vuelo en terreno hostil (furtividad, baja detectabilidad, capacidad de reacción ante amenazas, reactividad inmediata, etc.) y capacidad de realización de misiones de combate, de apoyo o logística en zona de operaciones. Formar a un piloto de combate requiere automatizar nociones de supervivencia, convertir al piloto en una unidad operacional y adquirir nociones de unidad combinada (logística, táctica, combate, integración en el campo de batalla). Los helicópteros utilizados en tareas de formación se definen en concepto de familia, de modo que los sistemas de aviso, alarmas, presentación de datos y comportamiento básico de la aeronave sean homogéneos. Con ello se consigue una mayor eficacia en la enseñanza, con un aumento de la seguridad en vuelo a la vez que se reducen los tiempos dedicados a esta tarea. En España, la formación ab initio se imparte en el EC120 Colibrí de la Escuela de Helicópteros del Ejército del Aire basados en Armilla (Granada) y posteriormente se continúa la habilitación en vuelo instrumental en el EC135 para después avanzar a plataformas superiores como el Cougar, Tigre o NH90, todos con simbología similar y cockpits homogéneos. SIMULACIÓN La enseñanza moderna combina los sistemas tradicionales con los nuevos, basados en la ayuda de ordenadores CBT (Computer Based Training) y los simuladores. La capacidad de procesamiento de los nuevos computadores permite simular con casi total realismo los comportamientos en vuelo de cada modelo de helicóptero y reproducir situaciones reales y operativas sin poner en riesgo tripulaciones o aeronaves reales. Así los FTD (Flight Training Device) o FFS (Full Flight Simulator) se construyen a partir de cabinas reales a las que se disponen de plataformas móviles hasta en seis ejes de movimiento y, en el caso del FFS, incluso se simulan perfectamente las vibraciones en cabina. El grado de resolución en los simuladores actuales ha llegado a tal punto que la proporción de vuelo real con la formación simulada se sitúa en el 80% a favor de la segunda. Los nuevos simuladores se pueden conectar entre sí permitiendo operaciones conjuntas (en todo tiempo, condiciones de visibilidad, o escenarios diversos) desde simuladores separados cientos de kilómetros. Se sustituye un gran porcentaje de horas de entrenamiento de helicóptero real con el uso de simuladores, a un menor coste y una mayor seguridad. El futuro también traerá helicópteros sin pilotos, tanto para misiones de vigilancia o intervención como para el transporte de tropas y pertrechos logísticos. Nadie puede aventurar como serán las aeronaves de despegue vertical, o si tendrán siquiera un ala rotatoria. Desde luego tanto el aterrizaje como el despegue vertical y el vuelo cernido seguirán siendo indispensables para las operaciones en zonas inaccesibles por otros medios. Sin duda las Fuerzas Aéreas dispondrán de estas aeronaves, como nuestro Ejército del Aire Español y la industria, considerada como una capacidad militar dentro del contexto de la defensa nacional, continuará a su lado como apoyo en el desarrollo de un segmento estratégico como es el helicóptero. • 204 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Marzo 2017 dossier


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