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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 861

nuevo para estudios preliminares, junto con otra propuesta de misión astrofísica. Salvado este escollo, en 2013 se aprobó su paso a la siguiente fase, y en 2014 se autorizó su construcción. En diciembre de ese mismo año se seleccionaba el cohete que lo llevaría al espacio. Con todo en marcha, la NASA espera tener al TESS en funcionamiento poco después de que el Kepler deje de operar, en caso de que esto ocurra, manteniendo ininterrumpida nuestra búsqueda de planetas terrestres, la clave para encontrar vida en las cercanías de nuestro propio sistema solar. No se descarta tampoco que TESS pueda funcionar al unísono con Kepler, si este consigue funcionar más tiempo del que podría esperarse (y si hay dinero para financiar sus operaciones), lo que abriría nuevas oportunidades de hacer ciencia de forma conjunta. TAREA EN TIERRA Como se ha dicho, se espera que TESS obtenga miles de candidatos a planetas extrasolares. Pero su principal función no será confirmar que lo son, sino ponerlos de manifiesto. Su programa de observación será constante y sistemático y no puede esperarse que su valioso tiempo en órbita se dedique a hacer muchos seguimientos particulares. Esa labor recaerá en el segmento terrestre, en sus compañeros, los telescopios que se hallan en la superficie de la Tierra. Así, junto con el programa de observación del TESS, los científicos han tenido que elaborar otro paralelo que significará una colaboración a gran escala de la comunidad astronómica en todo el mundo. TESS detectará las variaciones de brillo en las estrellas que tendrá bajo medición, mientras que los observatorios terrestres se ocuparán de confirmar que su origen es realmente un planeta y no un fenómeno de variabilidad estelar. Durante su relativamente corto período de trabajo en órbita, dos años inicialmente, TESS generará una cantidad enorme de datos que habrá que comprobar en tierra. Se espera pues el desarrollo de algoritmos avanzados de chequeo, y la utilización de sistemas optimizados que permitan avanzar rápido en el cada vez más amplio catálogo proporcionado por la misión espacial. Dentro de varios años, la tecnología de captación astronómica Fred Kavli, fundador de la Fundación Kavli, que impulsó la misión TESS. (Foto: Stig Andersen) será también más sofisticada, de modo que se espera conseguir muchas sorpresas muy rápido. Utilizando los telescopios terrestres, se obtendrán espectros e imágenes de campo más limitado, centradas en los objetivos. La técnica de la espectroscopia Doppler permitirá medir la masa de los planetas extrasolares que se encuentren, y junto con sus dimensiones, calcular su densidad, poniendo de manifiesto cuáles son rocosos y cuáles gaseosos. En poco tiempo, tendremos una nueva y fascinante galería planetaria. En resumen, nos disponemos a entrar en una nueva era de descubrimientos en este campo que promete superar a todo lo que hayamos experimentado hasta ahora. Ya no parece lejano el día en que tendremos no unos pocos sino muchos candidatos a planetas de tipo terrestre, confirmados y listos para ser investigados a fondo. Quizá algunos de ellos, o más bien sus atmósferas, delatarán en su química latente la actividad biológica que nos confirme lo que muchos científicos han estado esperando: que la vida terrestre no está sola en el Universo. • La órbita elegida para TESS es absolutamente novedosa. (Foto: Pat Izzo/NASA) REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Marzo 2017 211


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