Espacio

Revista de Aeronáutica y Astronáutica 849

ESPACIO LISA Pathfinder abre la puerta al universo gravitacional A comienzos de diciembre ., partió hacia el espacio, en un cohete Vega lanzado desde el puerto espacial de Kourou, una de las misiones más ambiciosas en la historia de la ESA: LISA Pathfinder, la misión que allanará el camino para uno de los proyectos más ambiciosos lanzados nunca al espacio. El proyecto LISA pretende demostrar la existencia de las ondas gravitatorias, oscilaciones en el tejido del espacio-tiempo predichas por la teoría de la relatividad general de Albert Einstein. Son la expresión más directa de la acción de la gravedad de un cuerpo con masa en el Universo, pero todavía se mantienen en el terreno teórico. Los diferentes esfuerzos por encontrar evidencias de su existencia no han arrojado resultados concluyentes. LISA debería ser capaz de detectar dichas evidencias pero, antes de que pueda hacerse realidad, es necesario enviar una misión de prueba de tecnología que compruebe que el método elegido para "cazar" ondas gravitatorias es el adecuado. Esa misión es LISA Pathfinder, una versión en miniatura de lo que podría ser LISA, u otra misión futura de detección de ondas gravitatorias. En su interior incluye dos cubos de una aleación de oro y platino de 46 mm., suspendidos cada uno en su propio contenedor de vacío y separados por 38 cm. Entre ellos se encuentra un interferómetro en un banco óptico de 20 x 20 cm. Está formado por 22 espejos y difractores de rayos que dirigen dos rayos láser a través del banco. Uno de esos rayos se refleja en las dos masas en caída libre, mientras el otro sólo se desplaza por el banco óptico. Comparando la distancia de los distintos recorridos de ambos haces se pueden monitorizar con precisión los cambios en la orientación y la separación entre las dos masas de prueba. LISA Pathfinder trabajará en el punto de Lagrange L1, a 1.5 millones de kilómetros de la Tierra, describiendo una órbita Lissajous a su alrededor, y durante los nueve meses que durará su fase operacional se encargará de demostrar que es posible monitorizar dos masas independientes mientras están en caída libre a través del espacio, y que éstas pueden mantenerse más estables que el cambio esperado cuando atraviesen una onda gravitatoria, que sería bastante menor que el tamaño de un átomo. Las tres fases de la NASA para llevar humanos a Marte En un documento de 36 ., páginas titulado “El viaje de la Nasa a Marte: pioneros próximos pasos en la exploración espacial”, la NASA ha presentado un plan de tres fases para llevar humanos a ese planeta. La primera fase consiste en investigar más en la Estación Espacial Internacional (ISS), especialmente sobre los efectos de vivir en el espacio durante largos períodos de tiempo, lo que ya está haciendo con el astronauta Scott Kelly que permanecerá un año allí. La segunda fase, llamada "Campo de prueba", comienza en 2018 con el primer lanzamiento de la nueva cápsula espacial Orión sobre el cohete más poderoso que se habrá construido hasta entonces, conocido como el Space Launch System (SLS). Tras ello, la NASA quiere realizar actividades en el espacio cislunar o área alrededor de la Luna, lo que incluye una misión a un asteroide, en el que con una sonda robótica pretenden tomar un trozo de roca. En 2025 serían humanos los que lo estudiarían directamente. La última parte es el viaje de astronautas a la órbita de Marte y posiblemente aterrizar en una de sus lunas para, finalmente, que los seres humanos pongan pie en el planeta con el equipo necesario para poder salir de su superficie y regresar a la Tierra. Los astronautas que viajen a Marte podrían pasar tres años en el espacio profundo, donde la radiación es alta y por tanto mayores los riesgos de padecer cáncer, perder densidad ósea y sufrir problemas inmunológicos, según el documento. "Vivir y trabajar en el espacio requiere aceptar riesgos y el viaje vale ese riesgo", dice el texto, calificando Marte de "un objetivo alcanzable" y "la próxima frontera tangible para la expansión de la presencia humana". Para algunos expertos el informe, que no incluye presupuesto ni calendario, es débil en detalles importantes, como la alimentación o supervivencia de las tripulaciones. El sucesor del cohete Soyuz busca nombre La nueva nave espacial rusa que debe relevar a la . , Soyuz ha recibido casi 6.000 propuestas de nombre, según ha comunicado la corporación espacial rusa Energia. Los nombres para la nave son sobre todo de personalidades históricas, personajes de cuentos folklóricos, cosmonautas y descubridores rusos al igual que personajes de películas y dibujos animados, nombres geográficos y neologismos. La mayor parte de los participantes, casi el 40 por ciento, son jóvenes de entre 18 y 30 años de edad. El premio principal del concurso es un viaje al cosmódromo Baikonur y la posibilidad de presenciar en el lanzamiento de la nave Soyuz en primavera de 2016. Los resultados serán anunciados el 15 de enero de 2016. La nueva nave espacial servirá para transportar a personas y cargas a la Luna y estaciones orbitales que se encuentran en la órbita terrestre. La tripulación de la nave, que constará de cuatro personas como máximo, podrá encontrarse hasta 30 días en modo de vuelo autónomo y hasta un año en modo de vuelo a una estación orbital. Para colocar la nave en órbita está previsto utilizar el cohete portador Angara-A5B. Según el presidente de la corporación espacial Energia, Vladímir Sólntsev, serán necesarios cuatro cohetes pesados para poner a punto las tecnologías necesarias. Sólntsev ha desvelado además que la nave espacial, que llevará a los cosmonautas a la Luna, tiene su primer vuelo programado para el 2021 y en 2023 está previsto que se acople a la Estación Espacial Internacional (ISS). Dos años después hará un vuelo autónomo y en 2029 llevará a los cosmonautas rusos a la Luna. 1020 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Diciembre 2015


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