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Revista española de Defensa 323

Las columnas del claustro del antiguo convento son algunos de los últimos elementos intervenidos para su preservación, como el cuadro del rey Luis I, hijo de Felipe V, y la tarima con dosel del Salón del Trono, detalle del citado trabajo en la imagen superior. Esculturas, mobiliario y otros elementos decorativos, como el reloj bajo estas líneas, también son objeto de actuaciones para velar por su futuro. de Defensa, aunque también hay obras de algunos museos, cedidas en depósito al Palacio de Capitanía, como el Nacional de Arte de Cataluña-MNAC, el Prado o el de Pedralbes. En cuanto a sus esculturas, destacan la emblemática y conocida Desconsol, de J. Llimona; y El perdón, de P. Braecke, ambas del MNAC; así como la obra En peligro, de A. Vallmitjana Abarca, cedida por el Instituto de Historia y Cultura Militar, que fue restaurada y trasladada a la capitanía barcelonesa en diciembre de 2014. Por estas obras y otros bienes de interés artísticohistórico del palacio, vela desde hace más de diez años la restauradora y licenciada en Bellas Artes, Yolanda Bergua. LAS PINTURAS, LAS MÁS VIGILADAS Las actuaciones más frecuentes son sobre pinturas y consisten en la retirada de antiguas capas de barniz, oxidadas con los años, por lo que han adquirido una tonalidad amarillenta. A veces, la reparación de posibles arañazos obliga a consolidar la tela e, incluso, a hacer una reintegración pictórica, pero «en general —afirma Bergua— es un palacio bien conservado y no te encuentras elementos en demasiado mal estado». según explica García, «en el hecho de tratarse de conjuntos completos que, además, se han mantenido en el mismo lugar para el que fueron construidos». Prueba de ello, son las fotografías de finales del XIX exhibidas en algunas salas. En ellas, se reconocen los mismos elementos que vemos en la actualidad. EL CLAUSTRO Una de las intervenciones con resultado más evidente fue la restauración de las columnas de mármol del claustro, originales de 1641, cuyos colores —negro veteado en ocre, rojo y blanco— habían desaparecido bajo una capa calcárea y que se han recuperado gracias a un pulido especial. No obstante, aún queda pendiente una segunda fase que acometa el pulido de las columnas y los arcos de la primera planta. Las tareas de conservación en este emblemático edificio, por tanto, abarcan un amplio abanico de especialidades y forman parte de un proceso que es continuo y necesario si queremos que las generaciones futuras puedan conocer y conservar este singular patrimonio. Susana Gil / Jefatura Acuartelamiento. Fotos: J. A. Capitanía General de Barcelona Actualmente, la restauradora trabaja en una colección de bocetos sobre papel en lápiz de Cusachs, retirando elementos de la antigua enmarcación, más agresiva, que sustituye por otros de conservación. Bergua, además, ejerce otra importante labor, que es la de asesoramiento en intervenciones necesarias en la planta noble. No en balde, son muchas las exigencias que se generan en un edificio construido en el siglo XVII, que no ha dejado de funcionar activamente y, por tanto, ha tenido que adaptarse a sus nuevos usos y requerimientos. Una atención especial también merece —y tiene— la conservación del mobiliario y otros elementos decorativos del palacio. Para ello y en algunos casos, Bergua cuenta con la colaboración de David García, ebanista y miembro de la Asociación de Estudio del Mueble Antiguo. Algunos de estos elementos son piezas únicas, como el reloj Notre Dame de Rheims (s. XVII) o la cama de día de la reina Isabel II, rescatada del antiguo Palacio Real de Barcelona, desaparecido en 1875. En general, se trata de muebles construidos por los mejores talleres de ebanistería de Barcelona entre los siglos XIX y comienzos del XX, cuyo valor reside, Diciembre 2015 Revista Española de Defensa 61


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