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Ejército de Tierra español 897

«combatir desde hoy al gobierno establecido en México, que para nada reconocen, a fin de imponer al país el sistema monárquico», ordenando Prim al día siguiente la retirada de las tropas a Veracruz y su embarque para La Habana, llevándose a efecto a partir del día 19. El general Prim, debilitado y enfermo, desembarcó en La Habana el 9 de mayo y el día 12 solicitó los medios para regresar a la Península, esperando ansioso e inquieto y sufriendo la disentería, la resolución del gobierno que le llegó en una comunicación del día 21 en la que decía: la Reina «se ha dignado aprobar la conducta observada por V. E. en las difíciles circunstancias en que se ha encontrado y la resolución de reembarcar las tropas de la expedición de su mando». En la tarde del día 25, y embarcado con toda su familia en el vapor de guerra Don Antonio de Ulloa, emprendió el regreso a la Península y en uso de la licencia que le otorgó el gobierno para «permanecer en La Habana, o venir a esta Corte, según considere que lo exija los negocios encomendados a su celo y patriotismo», se trasladó a los Estados Unidos de América que se encontraba en plena guerra de Secesión. La llegada a Nueva York tuvo lugar el 31 de mayo y de los extremos concretos de esta visita nos parece extraordinariamente interesante el artículo de la autoría de Prim, publicado el 12 de febrero de 1864 en la revista La América con el título «Mi viaje a los Estados Unidos», en el que nos revela que desde Nueva York se dirigió a Washington «acompañado del brigadier Milans del Bosch, mi ayudante, D. Carlos Detendre, del coronel del ejército de Cuba, Cortázar, del cronista Sr. Pérez Calvo, D. Santos San Miguel y D. Francisco Sales», efectuó su presentación 110  REVISTA EJÉRCITO • N. 897 DICIEMBRE • 2015 al presidente Lincoln, dirigiéndose después a las inmediaciones de Richmond donde estaba desplegado el ejército del Potomac y visitando su cuartel general. Allí conoció al general MacClellan y permanecieron varios días durante los cuales «recorrí los campamentos, visité los parques y recorrí las grandes guardias y puestos avanzados». El 13 de junio Prim se despidió de todos aquellos que le habían atendido durante su estancia y, aunque no se le quiso dar significación política al acto, asistió el embajador de España y gran parte de las representaciones diplomáticas de las repúblicas hispanoamericanas. Al día siguiente, junto con su familia y séquito, zarpó de Nueva York, arribando al puerto de Southampton el 6 de julio. En los días siguientes permaneció en Londres donde residía la familia de su mujer, manteniendo largas y frecuentes conversaciones con el conde de Russell, por entonces ministro de Negocios Extranjeros, emprendiendo viaje a España y arribando el día 14 al puerto de Santander. Su presentación en la Corte la efectuó en la mañana del día 18 manteniendo una larga conversación con el presidente del gobierno y el ministro de Estado, manifestándoles el reconocimiento a «la digna conducta que el gobierno ha observado en él» y posteriormente en su audiencia con la Reina, que al decir de la prensa de la época fue de una duración de casi dos horas, tuvo la honra de oír de sus labios «los plácemes más satisfactorios por la conducta que ha observado como jefe de las tropas expedicionarias españolas en Méjico». De todas estas entrevistas resultó finalmente que estaba autorizado a disfrutar de unos días de descanso en sus posesiones de Toledo, pues necesitaba restablecer su salud ya que las fatigas de la expedición y el clima de México habían dejado profundas huellas en su cuerpo, y posteriormente volvería a entrar en posesión de su cargo de Inspector General de Ingenieros. Finalmente un real decreto a finales del mes de julio declaraba «terminada la misión diplomática en Méjico conferida». Después de una visita a las fortificaciones de Zaragoza el 13 de agosto, pues necesitaba una dedicación especial debido a la influencia que en su ejecución había tenido el trazado del ferrocarril, comenzó su estancia en los baños de Panticosa prolongándose hasta el 1 de septiembre La reina Isabel II


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