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Ejército de Tierra español 897

DE NUEVO AFGANISTÁN Y SU INCIERTO FUTURO Alberto Pérez Moreno. Coronel. Infantería. DEM. Pensar que los talibanes están venciendo, como ha escrito Asim Yousafzai en Foreing Policy1 es exagerado, pero es verdad que la caída de Kunduz, unida a otros ataques en diversos puntos, ha envalentonado a los talibanes que estaban necesitados de dar señales de vida tras el cambio de liderazgo, y sobretodo, plantea graves interrogantes sobre los problemas a los que se enfrenta el gobierno de unidad nacional afgano. Además, si a esta mayor actividad talibán se une la resurrección de Al Qaeda y la aparición del grupo Estado Islámico (EI), junto a otros insurgentes como HIzb-e-Islami de Hekmatyar o la red Haqqani, es indudable que «los terroristas a los que nos enfrentamos son una amenaza para todos los países de la región», como ha reconocido el asesor de seguridad nacional afgano, Hanif Atmar, en declaraciones a Associated Press. SIGNIFICADO Y CONSECUENCIAS DE LA CAÍDA DE KUNDUZ Lo ocurrido en Kunduz resume todo lo que ha ido mal en Afganistán. Y ha sido una sorpresa para todos: desde el gobierno afgano a EEUU, incluido el servicio de inteligencia pakistaní (ISI). Próxima a la frontera con Tayikistán, Kunduz es la sexta ciudad del país y centro de importancia estratégica y económica —incluido el tráfico de drogas— al conectar Kabul con Asia Central. A esto se une que Kunduz, uno de los últimos reductos talibán 112  REVISTA EJÉRCITO • N. 897 DICIEMBRE • 2015 en caer tras la invasión norteamericana en 2001, es un microcosmos afgano con pastunes (34%), uzbecos (27%), tayikos (23%) e incluso hazaras y turcomanos en menor proporción. El ataque y la lenta recuperación de Kunduz por las fuerzas gubernamentales —15 días— no debería haber sido una sorpresa, dada la cantidad de territorio que controlaban los talibanes en los alrededores desde hace seis meses, y los informes recibidos. En cualquier caso, la ocupación por 500 talibanes —2.000 según Al Jazeera— de una ciudad defendida por 7.000 hombres de las Fuerzas de Seguridad Nacional Afganas (ANSF) y con la controvertida Policía Local (ALP) en su vecindad, ha sido un serio revés para Kabul y la confirmación de las advertencias del Pentágono sobre «el incremento de la violencia del yihadismo». La respuesta de Washington ha sido replantearse la retirada manteniendo 9.800 efectivos hasta finales del próximo año y un contingente de 5.500 sine die en las bases de Kabul, Bagram, Jalalabad y Kandahar2. LA ESCALADA DE VIOLENCIA Y NUEVO LIDERAZGO TALIBÁN No hay duda que Kunduz ha sido un éxito de relaciones públicas para los talibanes, como ha reconocido el general Campbell en el Congreso de EEUU, pero lo más peligroso es un efecto dominó que pone en peligro otras zonas del país. Según informes de NNUU, la amenaza es alta o extrema en más de la mitad de los 398 distritos, y la «Afghanistan Analysts Network» concreta esta situación añadiendo que los talibanes controlan 27 distritos, disputan la supremacía en 36 y otros 150 son vulnerables.


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