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Revista General de Marina 269 4 nov

todos y cada uno de los accidentes geográficos, construcciones visibles desde el mar, playas y sus facilidades para hipotéticos desembarcos, y características y dotación de todo tipo de las poblaciones ribereñas, lo que fue realizado en el transcurso de un año por un puñado de agentes a su servicio. Finalmente decidieron que, a través de su agregado naval, la Marina debía hacerse cargo de la inteligencia, ya que su principal problema residía en el mar. Como partían de cero, al no contar siquiera con un agregado naval acreditado ante España, le encargaron la tarea al TEMAS GENERALES capitán de corbeta Filippo Camperio, dotándole de muy modestos recursos, al que en principio se le encomendó la misión de averiguar las medidas tomadas por los británicos en Gibraltar para proteger el tráfico en el Mediterráneo y, en paralelo, comprar cuantos barcos fuera posible. Su cometido principal fue, al igual que el de sus colegas, la lucha silenciosa contra los submarinos alemanes, que incluso les hundieron el gran trasatlántico Palermo, para lo que, necesariamente, debió apoyarse en el trabajo de sus colegas aliados. Por sus relaciones con ellos, Camperio tuvo que actuar en muchas ocasiones como mediador para atemperar en las malas relaciones existentes entre ingleses y franceses. Contó con el apoyo de una parte importante de la no muy numerosa colonia italiana en España, que le ayudó aportando información y recursos económicos. Entre sus colaboradores más destacados figuraban en Barcelona Pietro Pegorari, comendador de la Corona de Italia, y en Madrid Pietro Ramognino, director para España de la Casa Navale d´Assicurazioni. Durante el paso del siglo XIX al XX, Alemania forjó una potente red de inteligencia, por medio de la creación de su primer servicio secreto, el Central —Nachrichten Büro—, que contaba con una sección específica naval, al frente de la que se situó Wilhelm Stieber. Pero fue Walter Nicolai quien fundó una escuela de espías en el seno de la Abteilung III B, antecedente de la Abwehr, colocando a su país en la cabeza de los servicios secretos internacionales. Quizás por esta razón, los residentes alemanes en España, que en 1916 se habían multiplicado por doce respecto a los que habitaban en nuestro 2015 647


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