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Revista General de Marina 269 4 nov

VIVIDO Y CONTADO do y a la vez volver a reconocerles un trabajo bien hecho que nos permitió cumplir la misión encomendada. Y digo hombres porque en el año 1990, año en que se inician las operaciones, todavía no contábamos con mujeres en las dotaciones de los buques. Además debe destacarse que la marinería de los buques estaba constituida por personal de reemplazo que cumplía el servicio militar obligatorio, pues todavía no se había iniciado el proceso de su profesionalización. Y me gustaría recordar de forma especial a los dos miembros de la marinería que perdieron la vida en el golfo Pérsico: el cabo 1.º Romero, de la dotación de la fragata Numancia, y el cabo 2.º Del Pino, de la Victoria. Ambos fueron las primeras bajas de las muchas que ya han tenido nuestras Fuerzas Armadas en operaciones en el exterior. También debo decir que a los veinte días de terminada la guerra, tras el «alto el fuego», se me ordenó dejar el mando y regresar a España por vía aérea, después de lo cual se produjo un cuarto y último relevo de buques en la zona, con la incorporación de la fragata Reina Sofía en el Golfo y de la Asturias en el mar Rojo, las cuales regresaron a sus bases en el mes de junio, finalizando así la actuación en aquel lejano teatro de operaciones. El comienzo El 2 de agosto de 1990 Irak invadió Kuwait. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas exigió a Irak la retirada inmediata e incondicional, promulgó varias resoluciones en las que se establecía la decisión de imponer un embargo económico al país invasor y se autorizaba a las unidades desplegadas en la zona a utilizar los medios proporcionados a las circunstancias concretas para asegurar el cumplimiento del embargo. El Gobierno de España, en el marco de los acuerdos alcanzados en París dentro del seno de la Unión Europea Occidental (UEO) —ya desaparecida como consecuencia de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa y el desarrollo de la política de Defensa de la Unión Europea— decidió el envío de unidades navales a la zona para colaborar en el cumplimiento de las resoluciones mencionadas y, en caso necesario, apoyar y proteger a los buques de pabellón español, de los países de la UEO y de otros países que colaboraron en el embargo, y colaborar en la protección de los ciudadanos españoles en la zona. La Armada recibió la orden de alistar una fragata FFG y dos corbetas. Yo me encontraba de permiso estival en Sanxenxo cuando el día 23 de agosto recibí una llamada del Estado Mayor de la Armada (EMA) en la que se me indicó que había sido designado para mandar la Agrupación. Ese mismo día viajé a Madrid y al siguiente me presenté al AJEMA, que iba a ser mi mando operacional, para recibir instrucciones. La jornada siguiente, ya en Rota, me presenté al almirante de la Flota, y el 26 de agosto tomé el mando de la Agru- 708 Noviembre


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