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Ejército de Tierra español 898

Las ciudades afectadas por estos atentados son: Madrid (2004), Ámsterdam (2004), Londres (2005, 2013), Toulouse (2012), París (2015), Bruselas (2014), Copenhague (2015), Boston (2013), etc. Además de atentados frustrados cuyas consecuencias no ha habido que lamentar, pero cuyo inicio fue estremecedor. Al escenario occidental se añaden los perpetrados en el frente propiamente islámico (Marruecos, Egipto, India, Iraq, Australia, Kenia, etc.) todos ellos recrudecidos por su truculenta exposición en los medios de comunicación. Estos «choques» mediáticos repetitivos, generados desde un foco cada vez mayor de países, instauran en la sociedad occidental la realidad de una amenaza difusa, única y global, originada en la visión fundamentalista y salvaje de una religión que se presenta para Occidente como incompatible con el Estado de Derecho, que es el objetivo final de los estrategas terroristas: romper la ligazón deseable y posible entre Occidente y un islam integrador y tolerante. Este escenario consta de cuatro etapas: • Primero tenemos un individuo, o un pequeño grupo de individuos, que normalmente han crecido, han sido educados o viven desde hace mucho tiempo en un país occidental. Pueden ser de origen europeo o no. • La etapa siguiente es una conversión a (o un reencuentro con) la religión islámica evolucionando hasta una versión cada vez más fundamentalista de la misma a través de encuentros y lecturas. Esta segunda etapa (radicalización) es facilitada y promovida por unos grupos organizados (primero Al Qaeda, más recientemente Daesh) que difunden su «marca» (ideología, objetivos, métodos) principalmente vía internet y mediante ciertos predicadores instalados de forma permanente en varios países. Cabe destacar que este último grupo (Dáesh), actualmente el más rico y el más potente, controla perfectamente las técnicas de comunicación modernas, el uso de los medios de comunicación de masas como la televisión, las redes sociales y otros soportes de internet, y emplea una comunicación «agresiva» y de calidad muy profesional con el objetivo de «reclutar» el máximo de seguidores posibles. 34  REVISTA EJÉRCITO • N. 898 ENERO / FEBRERO • 2016 A partir de allí, podemos tener dos «subescenarios » posibles: bien el futuro «lobo solitario» que pasa un tiempo en un país de «entrenamiento » (Siria, Afganistán, etc.) o bien simplemente el futuro terrorista que se prepara dentro de su país habitual de residencia tal y como se ha podido ver recientemente en París. • Tercera etapa: estos dos escenarios llevan al terrorista a la aceptación de realizar un atentado contra el mismo país que le ha acogido o un país muy próximo. Este atentado normalmente se produce contra objetivos fáciles e imposibles de proteger (lugares públicos, personalidades conocidas no protegidas) con el objetivo de conseguir la máxima difusión mediática del mismo y por lo tanto del mensaje (el atentado es también parte del mensaje). Prueba, de paso, la ineficacia de los sistemas de defensa de los países atacados. Normalmente, el «lobo solitario» procede a su propia adaptación de la ideología «madre», creando lo que se podría llamar una «filial» ideológica. Lo cual hace que el mismo defina el objetivo donde atentar, el modus operandi, el entrenamiento necesario y, como se constata cada vez más, las técnicas de comunicación que van a acompañar a los atentados. Su objetivo no es solo difundir el mensaje que él cree correcto, sino hacerlo de manera «superior», «diferente» a los que lo han precedido. Trata de probar ante el gran público, y ante los seguidores de su ideología su superioridad intelectual y La cooperación con los más desfavorecidos es fundamental


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