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Ejército de Tierra español 898

compartimos unos valores intrínsecos a nuestra condición militar. Es cierto, tenemos un Ejército asentado sobre principios firmes, asumidos y puestos en práctica por todos los militares, y eso es una garantía para el futuro; pero, precisamente por ser tan esencial, debe ser una preocupación permanente de todos, a cualquier nivel, no cejar en el empeño de mantener y transmitir esos valores morales: amor a España, espíritu de sacrificio, voluntad de servicio, lealtad a la Institución, compañerismo,… Son nuestra seña de identidad, nuestra referencia fundamental, pues las obligaciones de la profesión militar y, en última instancia, las exigencias del combate, se sustentan en una sólida formación moral. Por eso es tan importante hablar siempre de ellos: entre nosotros, en nuestras unidades, cuando nos relacionemos con otras personas en ámbitos civiles o con nuestros amigos y familiares. Y por eso es necesario que sepamos transmitirlos también a los que están empezando su camino en el Ejército, pues todos debemos conocer y poner en práctica LOS VALORES PROPIOS DE LA MILICIA que, recogidos de nuestra historia y tradiciones, están compendiados en las Reales Ordenanzas. Os animo a que ese compromiso que a todos nos une, el amor a España a la que besando su Bandera juramos defender, se refleje en el ejercicio diario de nuestra profesión de soldados, tanto 6  REVISTA EJÉRCITO • N. 898 ENERO / FEBRERO • 2016 en las actividades cotidianas como, cuando sea preciso, en las situaciones extraordinarias. NUESTRA APTITUD. «SI FRACASAS EN LA PREPARACIÓN, PREPÁRATE PARA FRACASAR». Esa frase refleja claramente por qué el Ejército debe volcarse en la preparación. Estar preparados supone, básicamente, lograr una APTITUD personal y colectiva. Nuestro Ejército dedica costosos recursos a este proceso y es responsabilidad de todos y cada uno aprovecharlos al máximo. En la aptitud personal ocupa un lugar preferente la formación individual, tanto la inicial como la que adquirimos a lo largo de la carrera para perfeccionar nuestras capacidades, especialmente en aspectos relacionados con el conocimiento y el empleo de nuestra unidad, los materiales que debemos operar y la mejora de los idiomas. Otra parte muy importante de la aptitud personal es la preparación física propia, que incluye la conservación de una buena salud psicofísica y el ejercicio de unos hábitos saludables. Pero además, para cumplir las misiones que tenemos asignadas, cada vez más variadas y complejas, tenemos que tener una instrucción individual esmerada y conseguir que nuestra unidad esté perfectamente adiestrada, y ello requiere esforzarse cada día en el puesto que ocupamos y en la integración de nuestra unidad, con exigencia y constancia, sin caer en la rutina, con iniciativa. Todo el empeño que pongamos en la preparación facilitará el éxito de la misión. Y hay un factor multiplicador: la cohesión de la unidad, la solidez del equipo. Para ello, a todos los niveles, se debe ejercer el liderazgo, dirigir y aunar voluntades señalando cometidos para alcanzar un propósito común. Y ese propósito está claro: ser un Ejército perfectamente PREPARADO para combatir cuando sea necesario. En nuestro vocabulario NO está la palabra Visita de S.M. el Rey a Líbano (03-IV-2015) FRACASO.


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