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Revista General de Marina 270_1

TEMAS GENERALES separados por una distancia conocida (precisada por caravanas de camellos), que se hallaban en el mismo meridiano. Sin salir del recinto de la biblioteca, Eratóstenes examinó la sombra proyectada por una columna a mediodía del solsticio. Su ángulo medía un cincuentavo de círculo. Si se multiplica por cincuenta la distancia entre Alejandría y Siena se obtendría la circunferencia de la Tierra, que él cifró en 40.555 kilómetros. A pesar de que Alejandría y Siena no están exactamente en el mismo meridiano y que las mediciones de las caravanas no podían ser muy precisas, el cálculo del bibliotecario fue de una fidelidad extraordinaria. Hoy sabemos que la circunferencia longitudinal del planeta es de 39.720 kilómetros. Apoyándose a menudo en las ideas de sus predecesores, en el siglo II d. de C. el astrónomo Tolomeo ideó un sistema para organizar los mapas según unas cuadrículas de latitud y longitud, y dejó otro legado importante, que fue su advertencia a los cartógrafos de aquilatar el conjunto en sus proporciones justas, es decir, trabajar a escala. Dicen que todos los caminos llevan a Roma, y los romanos naturalmente fueron los primeros en levantar mapas de carreteras rigurosos. Sus copias en pergamino, modificadas y ampliadas en el curso de los años, formaban parte de la impedimenta de los generales y del equipaje de los viajeros. Los manuales de navegación llamados portulanos supusieron tanto un cambio radical en la cartografía occidental como la innovación más fructífera de la Edad Media, en fecha tan temprana como el siglo XIII. El origen de esta cartografía no está clarificado, según Luisa Martín- Merás: «Es incierto aunque se sitúa en algún momento del Siglo XII y está ligado a la generalización de la brújula. Raimon Llull en el libro Fénix de las maravillas del Orbe de 1278 dice que los navegantes de su tiempo se servían de instrumentos de cartas marinas y de la aguja imantada» (1). La manera en que se elaboraba la cartografía de esos años queda patente con John Noble Wilford: «En la Biblioteca del Congreso de Washington examino una carta catalana anónima portulana del Mediterráneo, fechable alrededor de 1350. Esta carta evoca una imagen del arte de la cartografía tal como se ejercía entonces. Un escribiente solitario, inclinado sobre una mesa en algún taller marítimo, tal vez de Barcelona o de Mallorca, traza con pulso firme una línea (1) MARTÍN-MERÁS, L.: La imagen del mundo, 500 años de cartografía. lnstituto Geográfico Nacional, vol. «De los portulanos al padrón de las Indias», 1992, pp. 13-54, 28 Enero-feb.


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