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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 854

El agotamiento de los fondos está reduciendo la llegada de combatientes. De un máximo de entre 1.500 y 2.000 que llegaba mensualmente desde el extranjero en 2015 a los alrededor de 200 que se suman a las filas del DAESH en la actualidad. Los yihadistas, que durante un tiempo estaban en condiciones de acuñar su propia moneda, han tenido que reducir notablemente el salario de los combatientes y funcionarios e, incluso, están vendiendo sus vehículos para ingresar dinero. Los cálculos de los servicios de inteligencia coinciden en señalar que el núcleo de los combatientes está formado por 30.000 personas y hay, además, entre 50.000 y 70.000 individuos divididos entre soldados locales y combatientes a tiempo parcial. En épocas más «Decenas de ataques aéreos contra depósitos monetarios del grupo habrían destruido entre 500 y 800 millones de dólares» boyantes recibían, además de un salario, dinero para tener hijos, irse de viaje o comprar viviendas y electrodomésticos. Hoy han visto recortados sus salarios a la mitad. El DAESH gasta aproximadamente 20 millones de dólares mensuales en pagar a sus principales combatientes y otros 20 al resto de tropas auxiliares en la que es, con diferencia, la mayor partida de sus presupuestos. Las fuerzas se dividen entre los Munasireen, infantería básica que no ha jurado lealtad al “califato” y recibía entre 50 y 150 dólares al mes, aunque pueden llevar meses sin cobrar; Mubayeen, han jurado lealtad, son mandos intermedios y su salario rondaba los 200 o 300 dólares mensuales a los que podían añadir primas y bonus; y los Muhajireen, la élite de las fuerzas yihadistas, generalmente combatientes extranjeros que cobraban entre 600 y 1.000 dólares al mes por sus servicios además de prestaciones especiales. Otra partida importante del gasto del DAESH es la seguridad interior, a la que destinan importantes fondos a la policía, la policía moral (“Hisba”), El “banco central” del DAESH y los millones que contenía volando por los aires. la policía secreta (“Amniyat”) y los servicios de inteligencia. El grupo terrorista está además invirtiendo en la creación de un sistema de escuchas telefónicas. En este escenario de fuerte crisis financiera en las ciudades controladas por el DAESH escasean los productos básicos, hay racionamiento de la electricidad, la inflación no para de crecer, se han incrementado los impuestos y se está obligando a pagar las facturas en dólares para ganar liquidez y por el escaso valor de las divisas regionales. A la asfixia y descontento de la población local se suman las recientes disputas en el seno del “califato”. Algunos de sus mandos se están enfrentando entre sí debido a las acusaciones mutuas de corrupción, mal manejo de los fondos y robo. Castigados en el campo de batalla, sometidos a bombardeos aéreos que superan ya los 11.500 desde agosto de 2014, aislados del mundo “virtual”, tocados en sus finanzas, con crecientes problemas internos o con su aura de invencibilidad en progresivo desvanecimiento este 2016 puede ser el principio del fin del DAESH. El presidente Obama ha afirmado que ahora están a la ofensiva, que el impulso es suyo y que tienen la intención de mantenerlo. De momento están podando las ramas, pero para destruir definitivamente al DAESH habrá que acabar también con sus raíces. • El presidente Obama ha afirmado que ahora están a la ofensiva, que el impulso es suyo y que tienen la intención de mantenerlo. REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Junio 2016 469


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