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REVISTA GENERAL DE MARINA 2016

VIVIDO Y CONTADO embarcación. Eran solamente unos tablones, pero ellos los valoraban mucho, tanto que arriesgaban sus vidas para no perderlos. Les supondría poder disponer en poco tiempo, una vez reparado, de su principal medio de vida. No querían perder ni el bote, ni la vaca, ni la vida, por este orden. A todo esto la vaca estaba muy aturdida, no reaccionaba, estaba mareada y mantenía su cabeza fuera del agua porque la tenía amarrada por los cuernos al mástil del cayuco que milagrosamente se mantenía aún en pie. Aquello no podía durar mucho. El intento de trasladar la res hacia la rampa de proa de la LCM-1E fue inútil, no quería moverse y no era de extrañar, recostada como estaba en aquella cubierta con el agua al cuello, semihundida, mareada y medio ahogada. La solución a aquel rescate fue remolcar a la destartalada embarcación haitiana hacia la costa, recoger del agua a los tres haitianos que accedieron a ponerse a salvo una vez que vieron que la vaca tenía salvación, y desembarcar a esta al llegar a la playa. Una vez varados en la playa, el animal, viéndose más seguro, accedió finalmente a desembarcar, dirigiéndose a continuación a un pequeño prado, donde devolvió toda el agua de mar que había tragado y unos minutos más tarde empezó a pastar, síntoma de que se iba a recuperar. La vaca y la pobre embarcación era todo lo que tenía aquella familia haitiana, y de aquel animal en el que habían invertido sus ahorros iba a depen- RHIB y nadador de rescate auxilando una embarcación haitiana. 2016 455


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