TIERRA Nº 16 | OCTUBRE 2016 CONOCER A... sus astrofotografías en revistas de tirada nacional e internacional e incluso las han usado para conferencias de alto nivel. Su formación como ingeniero técnico en Informática le ha ayudado para manejar 72 con más soltura el software necesario para apilar las tomas y obtener la fotografía final. Sin embargo, ¿qué hace falta para poder contemplar y guardar para el recuerdo estos “objetos” que están a millones de años luz? Además de alejarse de la contaminación lumínica, claro... «La cámara SBIG ST-402ME es muy sensible a la luz, no se le puede dar un uso normal; yo trabajo con una exposición de 25- 30 segundos y gran cantidad de tomas (en el caso de la Galaxia del Remolino fueron 272 y en el de la Galaxia del Girasol fueron 39)», explica. A esto hay que sumar un sistema que facilita la refrigeración de la cámara —debido al “ruido” térmico y a las largas exposiciones el sensor se recalienta—. La montura es «lo más importante para realizar el seguimiento del “objeto” y contrarrestar el movimiento de rotación de la Tierra». En su caso es una CG-5 sin guiado; esto último significa que lo hace él manualmente. Y añade: «Hoy en día están extendidos muchos automatismos, como el posicionamiento y la puesta en estación por GPS, la corrección del seguimiento del movimiento terrestre con guiado... que facilitan el proceso, pero a mí me gusta hacerlo a la antigua usanza». Los resultados que obtiene con su método sorprenden a muchos, pero quizás tienen algo que ver el tesón y la ilusión que pone en cada larga sesión de fotografía, Galaxia del Remolino
TIERRA EDICION DIGITAL 16
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