Esfuerzo diario, dureza en las marchas, peso del equipo, lluvia, frío, soledad… vida en la montaña a nuestros hombres y mujeres, a nuestras unidades, para abordar sin temor, con inteligencia y prudencia los riesgos y amenazas de los escenarios de combate modernos. Escenarios donde no siempre la logística puede proporcionar los recursos necesarios para la vida y el combate. La vida en campaña, y especialmente la de las tropas de montaña, no permite abundancia de recursos, y si esta fuerza debe vencer desniveles de miles de metros calcula hasta el gramo lo que ha de transportar a sus espaldas y renuncia no ya a lo superfluo, que ni entra en los cálculos, sino que mide con exactitud sus necesidades y asume una austeridad que es seña de identidad de las tropas de montaña. Y si la austeridad caracteriza a los cazadores de montaña, también lo hace el sacrificio. Soldados austeros y sacrificados son los apelativos con los que el resto del ejército suele reconocer y halagar a las tropas de montaña. 106 REVISTA EJÉRCITO • N. 906 OCTUBRE • 2016 El sacrificio se practica cotidianamente, pues ni las inclemencias del tiempo, ni la dureza del itinerario, ni los obstáculos que hay que superar amedrantan a un soldado forjado en el esfuerzo que exige cada paso que da y asume que solo su sacrificio es capaz de llevarlo a la cumbre. Es por todo ello, compañerismo, liderazgo, valor, austeridad y sacrificio, por lo que las unidades de montaña, aptas para cumplir la misión encomendada en cualquier ambiente y circunstancia, por exigente que sea, se integrarán sin dificultades en las brigadas orgánicas polivalentes de la División San Marcial. Convenientemente adiestradas en el uso de los medios y procedimientos exigibles en cada momento, aportarán lo más valioso que tienen: sus virtudes militares. In memoriam del soldado Rubén Rangel Vizuete, muerto adiestrándose en la montaña mientras se escribían estas líneas.
EJERCITO TIERRA ESPAÑOL 906
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