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EJERCITO TIERRA ESPAÑOL 906

Vista actual de los Depósitos de Palatino del Acueducto de Albear Ya en cumplimiento de sus funciones, se le encomienda valorar y emitir un informe acerca de dos proyectos de puentes para el desembarcadero del río San Juan en Matanzas, dirigir la construcción del cuartel de caballería de Trinidad, reconocer el curso del río Zaza y elaborar un proyecto para la ampliación del muelle de Cienfuegos, lo cual lo sustrajo de La Habana por espacio de un año, a partir del 1 de diciembre de 1845. Con su retorno a la capital, la Junta de Fomento comenzó a encargarle diferentes misiones tales como el proyecto de construcción del muelle entre la plaza de San Francisco y el tinglado de la Aduana Vieja, así como la inspección de las obras del puente San Jorge sobre el río Bacuranao, del puente de las Vegas, de la reparación de la alcantarilla del Carrión y de la construcción de la Calzada a San Cristóbal por Guanajay. Es conveniente consignar que, aunque a partir de marzo de 1847 fungió como ingeniero de la Real Junta de Fomento, y que esta acordó el 10 de julio de 1848 crear una dirección facultativa de las obras, la cual de facto desempeñó, ello nunca fue objeto de una designación oficial por parte del mando militar, al cual continuó subordinado como oficial del Arma de Ingenieros. Durante el fecundo período de su labor, que se extiende hasta 1854, intervino en la realización de 182 obras, incluidos proyectos e informes, trabajos parciales y construcciones nuevas y 120  REVISTA EJÉRCITO • N. 906 OCTUBRE • 2016 completas, entre los que figuraban puentes, faros, muelles, carreteras y edificios; de ellos pudieran mencionarse la instalación de las primeras líneas telegráficas que existieron en la isla, el levantamiento del plano de La Habana, que lo destaca como un gran urbanista, y los proyectos de ferrocarril central y de la carretera central de Cuba. Los méritos del abnegado ingeniero fueron tales que, cuando por la Real Orden del 22 de abril de 1854 se dispuso el regreso de Albear a la Península, al haber cumplido el máximo tiempo de permanencia en ultramar previsto en los reglamentos militares, dos meses más tarde, el 8 de junio, la Real Junta de Fomento de Agricultura y Comercio de Cuba elevó a la Reina una «exposición » en la cual se solicitaba que dicho militar se destinase de nuevo a la dirección de obras públicas de la referida entidad, lo cual fue finalmente concedido por una nueva real orden de 13 de agosto del mismo año. Ahora bien, la obra que por su magnitud y envergadura convierte en un símbolo a Francisco de Albear fue, sin lugar a dudas, la elaboración en 1855 de su Proyecto de conducción a La Habana de las aguas de los manantiales de Vento, cuya tramitación promovió personalmente en España por encargo del capitán general de Cuba, entre febrero de 1856 y diciembre de 1858. Dicho proyecto fue aprobado por la Junta Consultiva de Caminos y Puertos de Madrid, el 17 de noviembre de 1857, y fue refrendado por Real Orden de 5 de octubre


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