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EJERCITO TIERRA ESPAÑOL 906

II de Aragón, o Pere II de Aragón, que acudió a la llamada del Rey de Castilla. A última hora y a regañadientes el Rey Sancho VII de Navarra se presentó con 200 caballeros y Alfonso IX de León, sin embargo, se quedó en su Reino, aunque algunos caballeros leoneses participaron por su cuenta y riesgo. Por otra parte, el Rey de Portugal Alfonso II, autorizó la participación de caballeros e infantes portugueses, aunque él no acudió a la batalla Al Nasir había desplegado, más del doble de las fuerzas cristianas, a casi 60.000 hombres entre unidades magrebíes y tropas andalusíes veteranas en la guerra contra los Almorávides y también voluntarios «yihadistas» con poca instrucción y menos disciplina que fueron situados en primera línea y que hicieron las veces de carne de cañón, o mejor dicho de lanza, cerca de Santa Elena, en el cerro de Olivares de las lomas de las Navas de Tolosa. La vanguardia cristiana, mandada por el vasco Diego López de Haro y formada por caballeros e infantes castellanos, aragoneses, catalanes y navarros, atacó el cerro ladera arriba, bajo una lluvia de flechas de los arqueros almohades, intentando alcanzar el palenque fortificado donde se encontraba Al Nasir sentado delante de su tienda roja. Los hombres de López de Haro deshicieron fácilmente 132  REVISTA EJÉRCITO • N. 906 OCTUBRE • 2016 la primera línea de voluntarios yihadistas aniquilando a la mayoría, pero quedaron detenidos en la segunda línea formada por guerreros más curtidos en combate. Tras luchar con gran valentía, los voluntarios cristianos, en particular las milicias de Madrid quedaron prácticamente aniquiladas. Detenida la vanguardia, Alfonso VIII lanzó el grueso de la fuerza formado por los caballeros veteranos de las órdenes militares sin lograr ningún avance ni poder romper la resistencia. Cuando la situación empezaba a ser crítica para las tropas cristianas, que imposibilitadas para maniobrar y fijadas por el enemigo peleaban por salvar sus vidas y cuando quedaban apenas 40 de los 500 caballeros templarios, calatravos, hospitalarios o santiaguistas, Alfonso VIII desenvainó la espada y haciendo ondear el pendón de Castilla se puso al frente de las fuerzas de reserva y volviéndose al arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, gritó «aquí señor obispo, hoy morimos todos» y picando espuelas se lanzó contra el enemigo. Los Reyes de Aragón y de Navarra al ver al de Castilla secundaron la acción ondeando sus pendones respectivos y espada en mano atacaron poniéndose también al frente de sus huestes. Tres reyes cristianos, ondeando los pendones reales de Castilla, de Aragón y de Navarra, Batalla de Las Navas de Tolosa


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