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EJERCITO TIERRA ESPAÑOL 906

organización ha continuado manteniendo su disposición y firme convicción para alcanzarla. Para el Consejo Europeo la lucha contra el terrorismo es un desafío para toda Europa. Por esto considera que, a pesar de las reticencias de algunas autoridades nacionales con respecto a la posibilidad de crear una Agencia Europea de Inteligencia y los argumentos contrarios a su utilidad, tales propuestas deben ser reexaminadas con un espíritu constructivo. Por esto se debe recomendar que el Consejo invite a los miembros a trabajar en el marco de la Unión Europea y de los acuerdos Berlín plus, para mejorar y fortalecer la cooperación contraterrorista y examinar la posibilidad de establecer en el futuro una Agencia Europea de Inteligencia contra el terrorismo. Es cierto que, de momento, la cooperación informal ha generado algunos buenos resultados, por lo que quizá la creación de esta agencia no se vea tan necesaria. Los mecanismos de intercambio y cooperación que se han sucedido desde inicios de los años setenta han permitido compaginar cooperación con bajos niveles de apertura. Pero es importante diferenciar los mecanismos de cooperación en inteligencia o incluso integración (en el campo de los análisis y evaluaciones) de la creación formal de una estructura implicada en sus propias tareas de inteligencia, especialmente operativas3. PARA LA REFLEXIÓN La cooperación en materia de inteligencia siempre ha existido entre los países de la Unión Europea. No obstante, el interés, y por tanto la eficiencia de dicha cooperación, han venido siempre espoleados por la histeria social que supone siempre la masacre terrorista, más que por una labor con proyección a medio-largo plazo y un trabajo continuado. Los diferentes acuerdos que desde los años setenta se han venido produciendo (el más relevante el de Trevi) han supuesto la base para una cooperación que necesariamente se ve incrementada con los atentados del 11-S contra los Estados Unidos. Estos atentados suponen un punto de inflexión que se refuerza con los atentados de Madrid y Londres, que implican una evolución desde los mecanismos informales e inician un proceso de institucionalización de la cooperación. 30  REVISTA EJÉRCITO • N. 906 OCTUBRE • 2016 La lucha contra el terrorismo, un fenómeno que engloba multitud de áreas y actores, implica de forma clara la necesidad de encontrar mecanismos verticales de coordinación, amén de los horizontales más o menos desarrollados, que en la actualidad se están desarrollando. La creación de una Política Europea de Inteligencia como punto que englobe las diferentes iniciativas y prácticas que se han ido gestando a lo largo de las últimas tres décadas es incuestionable. Lo que debemos saber es cómo y quién llevará el liderazgo, porque su necesidad es clara. Lograr esta política requiere un fluido intercambio de información. Para favorecer la confianza y la seguridad se han asentado dos principios: el de acceso equivalente y el de disponibilidad. Conforme al primero, aquellos habilitados de una agencia podrán acceder a las bases de datos en condiciones de igualdad que para las agencias nacionales, algo que no sería posible si no hubiera igualdad de formatos y de traducciones. La creación de una Agencia Europea de Inteligencia que venía siendo reclamada desde hace más de una década ha sido descartada. Reactivada su petición con los atentados de Madrid, el posicionamiento de los diferentes actores ha sido muy claro. Los grandes países de la Unión Europea confían en sus capacidades, por lo que no pretenden crear una gran agencia que, en esencia, duplicaría sus esfuerzos y capacidades nacionales y que serviría para dar apoyo a los países pequeños. Estos, por su parte, reclaman este tipo de agencia, muy conscientes de su incapacidad para garantizar su seguridad en un escenario tan complejo. La Agencia Europea de Inteligencia debe constituirse como fuente y a la vez sumidero final de todo el sistema de inteligencia de la Unión Europea; el armazón de su entramado. Para ello habrá de acercar las posturas y los intereses de los grandes países que deciden en gran medida sus pasos, Francia y Alemania principalmente. La futurible agencia deberá contar con tres elementos esenciales que la doten de capacidad real de funcionamiento: un nivel técnico combinado e interoperable que la haga permeable y fluida a la vez que segura, un nivel político que la dote de carácter constitucional en el marco


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