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REVISTA GENERAL DE MARINA NOV 2016

VESTIGIOS DE LA BATALLA José Miguel SALES LLUCH Empresario A presencia de aeronaves hundidas procedentes de la época de Segunda Guerra Mundial en determinados puntos de la mar próximos al litoral español no es un hecho completamente desconocido, sobre todo para la flota de arrastre que faena en aguas del mar Mediterráneo. No han sido pocas las veces que las artes de pesca sacaban a la superficie los restos de estos desafortunados aviones desde las profundidades, causando serios desperfectos en las redes, cuando no su pérdida total. Los trastornos que ocasionaban resultaban evidentes. He aquí una relación de los casos más significativos. Pecios en el Mediterráneo Verano de 1943. Para las Fuerzas Armadas alemanas era una asunto de vital importancia anular el tráfico marítimo aliado con destino al mar Mediterráneo, atacar permanentemente las derrotas de los convoyes y echar a pique el mayor número de tonelaje. A esta misión la Luftwaffe estaba entregada desde el mismo momento que los buques aliados eran localizados transitando el Atlántico. Sábado, 13 de agosto de 1943. Mal día según el número que lo presidía, y verdaderamente fue aciago; las aguas cercanas a la isla de Alborán hirvieron en un huracán de fuego y metralla. Los aviones alemanes tenían una presa y por nada del mundo estaban dispuestos a dejarla escapar. Se trataba de un convoy aliado, fuertemente protegido, que había logrado adentrarse en el mar Mediterráneo. Ahora, precisamente en ese mismo momento, su rumbo le estaba llevando a navegar entre las masas continentales de África y Europa. Las escuadrillas del KG 26 estaban especializadas en atacar el tráfico marítimo, un oficio muy peligroso, se mirara por donde se mirara. Enterado de la presencia del convoy, había despachado a la batalla una buena parte de sus aviones Heinkel He 111 H-11 y Junkers Ju 88A-4 con los que estaba equipada. 2016 633


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