El reto logístico

REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 859

Carga lista en pallet. Tras ocho años sin participar en un Red Flag, el Ejército del Aire se enfrentaba nuevamente al importante reto de desplegar, operar y replegar ocho aviones EF-18M a más de 5.000 millas de distancia, en la Base Aérea de Nellis, Nevada…y en pleno mes de agosto. Con anterioridad a las tres fases de despliegue, operación y repliegue, era necesario realizar una serie de tareas fundamentales, como eran el proceso de generación y preparación del personal y medios necesarios para el ejercicio, la gestión del recurso financiero con la puesta en marcha de diferentes acuerdos de apoyo logístico en la zona de operaciones (incluido el alojamiento de toda la agrupación o el alquiler de vehículos) o la determinación de las necesidades de transporte por parte de las unidades a desplegar. En este Red Flag, como ya se ha comentado anteriormente en otros artículos de este dossier, también participaría el Ala 31 con dos KC-130 en misiones de reabastecimiento, al margen de su labor de apoyo al movimiento del contingente con más aviones, como luego veremos. Sin lugar a dudas, la experiencia y lecciones aprendidas del último Red Flag de 2008 fueron fundamentales como punto de partida del planeamiento, que se perfiló tras el Site Survey realizado en Nellis en el mes de abril. En cualquier caso una premisa fue básica, se debía intentar reducir al máximo la huella logística en la zona de operaciones. La principal novedad con respecto a ediciones anteriores era la participación de personal y aviones de dos unidades con material EF-18M: el Ala 12 y el Ala 15. El Ala 12 aportaba cinco aviones (tres cazas y dos biplazas) mientras que el Ala 15 contribuía con tres cazas. En cuanto al sostenimiento de estos aviones la fórmula adoptada y ya probada en ejercicios nacionales fue la del mantenimiento integrado, que en esta ocasión lideraría el Ala 12. Precisamente, este modelo de mantenimiento exigió una estrecha colaboración entre las dos unidades participantes para el dimensionamiento, la selección y preparación del personal (se iba a trabajar en periodos diurno y nocturno) y su distribución en las diferentes áreas de mantenimiento, así como para la confección del kit con todo el material de apoyo necesario (repuesto, herramientas, munición, etc.). Por otro lado, desde principio de año, se había comenzado a trabajar en el Ala 12 y Ala 15 en la programación de las inspecciones de los posibles aviones candidatos para el Red Flag, de modo que llegasen con un potencial de horas adecuado para las fechas previstas de despliegue, ejecución del ejercicio y repliegue. Una vez se identificó el material necesario para poder operar con garantías de éxito, comenzó su acopio (a través del SL2000, abastecimientos de las unidades, comunicación con los gestores, alguna que otra “canibalización”…) y se establecieron contactos fluidos y constantes con la JMOVA (Jefatura de Movilidad Aérea) para planear su transporte y el del personal con los medios aéreos disponibles. Se determinaron que estos medios serían dos C-130 “Hércules”, que necesariamente realizarían varias rotaciones, un B-707 configurado en modo combi (carga y pasajeros) y un Airbus A310. dossier El reto logístico JAVIER RICO RÍOS Comandante del Ejército del Aire 1072 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Diciembre 2016


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