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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 859

se recuperado el KC-10 de su avería….Nos plantamos por tanto en el martes 30 de agosto, donde la primera formación de cuatro aviones consigue finalmente llegar a la B.A. de Torrejón sin novedad. Los tres EF-18M restantes y los dos T-10 que los acompañan, aterrizan este mismo día en Norfolk-Chambers, lugar en el que aún permanece el T-17 con una pequeña avería, solventada al día siguiente gracias al material y personal de apoyo llegado también el martes 30 de agosto en un T-18 (nomenclatura militar española correspondiente al Falcon 900). Tras demorarse la disponibilidad del KC-10 hasta en dos ocasiones por falta de tripulación, el jueves 1 de septiembre se consigue replegar los tres EF-18M restantes a la B.A. de Zaragoza y el T-17 a la B.A. de Torrejón. Los dos T-10 llegan a la B.A. de Torrejón al día siguiente, viernes 2 de septiembre, vía Lajes…¡ El repliegue también fue un auténtico reto logístico! Como corolario, podemos decir que la participación en el Red Flag a todos los niveles, y en particular a nivel logístico, ha constituido un verdadero desafío. Sin duda alguna, ha resultado necesario e imprescindible el trabajo duro y el apoyo continuo de una gran parte de la organización del Ejército del Aire para preparar, planear y poder ejecutar exitosamente este ejercicio. No obstante, por la parte que me toca como responsable del sostenimiento del material EF-18M en este Red Flag Nellis 16-4, quiero felicitar de manera especial al personal de mantenimiento del Ala 12 y del Ala 15 por el excelente trabajo realizado durante las largas y duras jornadas de trabajo, soportando temperaturas extremas, riadas, tormentas de arena…. y sin embargo dando lo mejor de sí mismos con absoluta dedicación y entrega. Muchas gracias a todos. • la base tras conducir entre 30 a 40 minutos dependiendo del abundante tráfico de Las Vegas y sus inmediaciones. En el turno de día, una vez llegado a la base, se miraba el “panfleto” que nos habían dejado el turno de noche, con los datos de cómo habían quedado los aviones y los trabajos pendientes, procediendo a continuación a su recuperación y reconfiguración si fuese necesario. La hidratación en este turno era esencial, por lo que los intendentes nos adquirieron pallets de agua para que todo el personal la tuviera accesible independientemente de su lugar de trabajo. Así mismo se procuraba que el personal de mantenimiento estuviese el tiempo imprescindible al sol, intentando realizar las tareas más largas y tediosas con el avión dentro del hangar. Tras una jornada dura de trabajo y calor, este personal era relevado por el de noche. Tras un relevo en el que se informaba sobre la situación de los trabajos y las consignas que nos habían dado los americanos en las reuniones de mantenimiento, el personal procedía a su desplazamiento al hotel. Era el momento de descansar, pegarse una buena ducha, cenar y desconectar un poco hasta el día siguiente. Mientras que el turno de día tenía un horario previsible y más o menos planificado, en el turno de noche se sabía cuando se entraba pero no cuando se iba a salir. Una vez que los aviones habían venido del vuelo se miraban las averías pendientes, tratando de dejar en la Base hasta última hora solo al personal imprescindible que casualmente siempre eran los mismos por coincidir el tipo de averías: bad luck. Las demoras en los repostados nocturnos y en el resto de apoyos, y la necesidad de dejar los aviones configurados para el turno de mañana, aprovechando la noche para quitar trabajos al turno de mañana, ya que se trabajaba mejor de noche por ser las temperaturas más suaves, hacía que muchas veces se llegara al hotel sobre las 06:00 de la mañana. Podemos decir que se salía del hotel de día y se volvía también de día, coincidiendo en la carretera con las personas que entraban a trabajar en la ciudad de Las Vegas, perdiéndose un poco la noción del tiempo y cambiando nuestros biorritmos. Todo el personal cambiaba de turno a la siguiente semana para equilibrar un poco el esfuerzo. En definitiva, cada día era una jornada dura de trabajo tanto física como psicológicamente, en donde los médicos se integraron con mantenimiento durante toda la jornada de trabajo, haciendo de paño de lágrimas y apoyándonos diariamente con los diferentes problemas médicos de nuestro personal. Todos los ejercicios llegan a su fin, y es el momento de volver a casa y estar con la familia, recuperarse y descansar, porque seguro que nuevos retos nos esperarán a la vuelta de la esquina. • REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Diciembre 2016 1077 dossier Grupo integrado de armeros de las Alas 12 y 15. Inspeccionando el armamento.


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