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REVISTA GENERAL DE MARINA DICIEMBRE 2016

TEMAS PROFESIONALES tas, desplegadas en un amplio espacio geográfico cuya propia definición supondrá un desafío a la «geografía jurídica de la guerra». Por otra parte, al definir las características potenciales a las que se verá sometido el conflicto en el futuro, no puede obviarse que hoy en día un mayor número de países tienen acceso al espacio ultraterrestre y comienzan a considerarlo como un nuevo ámbito donde es posible que se pueda llegar a producir una confrontación. Esta concepción está llevando a una paulatina y creciente militarización del mencionado espacio, y si bien esta expansión no significa que un conflicto futuro vaya a desarrollarse en este entorno, sí debe tenerse en cuenta que proporcionará una mayor capacidad de obtención de información con múltiples posibilidades, así como la oportunidad de constituir nodos de comunicación que facilitarán la conducción de las operaciones a aquellos países que tengan acceso a él. El planteamiento y la conducción de las operaciones militares En 2014, el Royal United Services Institute for Defense and Security Studies realizó un estudio sobre las operaciones militares desarrolladas por el Reino Unido desde 1990. Según este, solamente cinco de las diez operaciones militares de importancia desarrolladas por este país alcanzaron un claro éxito estratégico. Entre ellos, los más claros vinieron determinados por las intervenciones en kuwait en 1991 y en Afganistán en 2001. Ambas operaciones se desarrollaron en respuesta a una flagrante ruptura de la legalidad internacional, contaron con un amplio apoyo internacional —incluida una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas— y disponían de un objetivo limitado y claramente establecido. Por otra parte, y como contrapunto a los antedichos éxitos estratégicos, las operaciones militares ejecutadas con el objetivo de construir o reconstruir los países en los que se desarrollaron —Irak en 2003 y Afganistán en 2006— han significado importante fracasos estratégicos que confirmaron la dificultad de realizar cambios en las sociedades de estos países a través de intervenciones militares. Más recientemente, la intervención en Libia en 2011 también ha demostrado que las operaciones militares de carácter humanitario pueden llegar a tener efectos contraproducentes a largo plazo. Esta tendencia a desarrollar operaciones militares para reconstruir países y transformar sociedades llevó al general estadounidense Martin Dempsey a establecer dos características fundamentales para calificar las operaciones militares futuras: la transnacionalidad y su carácter condicionado. En las intervenciones militares que se desarrollen en Estados fallidos, o con estructuras de gobierno débiles, el conflicto se sustentará en una importante base social, que se verá acentuada por factores religiosos, étnicos o tribales, y donde predominará la presencia de actores no estatales. El apoyo 880 Diciembre


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