OPINIÓN Hace ahora cincuenta años, en el lejano 1966, impulsada por el entusiasmo e inquietudes profesionales del entonces capitán Julio Yáñez Golf, en el seno del entonces denominado “Grupo Especial”, predecesor del actual Tercio de Armada, se creó la Unidad de Operaciones Especiales. Ya el 17 de noviembre de aquel año, el general De la Cruz Lacaci le asignaba unos objetivos de adiestramiento “…propios de este tipo de fuerza”. Se constituyó entonces como sucesora de la Compañía de Escaladores Anfibios, cuyos guiones originales siempre adornaron con orgullo las paredes de la UOE. Desapareció como tal el 1 de julio de 2009 para integrarse en la Fuerza de Guerra Naval Especial, unidad que es fiel heredera de sus cometidos, tradición e idiosincrasia. Desde 1966 hasta 2009, aportó a la Armada la capacidad de realizar Operaciones Especiales allí donde se le requirió: Guinea Ecuatorial y Sidi Ifni, en el año 1969; el Sahara, entre el 1974 y 1975; Bosnia Herzegovina, en 1996 y 2007; Irak, en 2003; Líbano, entre 2006 y 2009; el océano Índico, con el asalto al So San en 2002 y 2003; la toma de Perejil, en 2002; las aguas de Somalia, en el 2009; etc., son sólo algunos de los ejemplos de las posibilidades de actuación que ofreció esta Unidad. Actuó operando en y desde la mar, en entornos expedicionarios y siempre aportando la capacidad de Operaciones Especiales de la Armada al ámbito conjunto. Ya en sus últimos tiempos generando el núcleo de uno de los dos SOTG que España proporcionó a las NRF 9 y 10. Formación de veteranos en la Brigada de Infantería de Marina “Tercio de Armada” 16 BOLETÍN DE LA INFANTERÍA DE MARINA
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